TELL MAGAZINE NOVIEMBRE 2022
T ¿Quiénes conforman el equipo? Tenemos un equipo humano increíble, que supo surfear un incendio y una pandemia de por medio. El sábado pasado la encargada del turno de noche me llamó porque había una niñita que lloraba y no lograba calmarla. Su mamá la había ido a ver y se había descompensado y lloraba desconsolada. Esa persona que estaba a cargo de esa niñita empatizó profundamente con ese dolor y esa pena. Qué notable que tengamos personas con esa calidad humana. Son ellas quienes están 24/7 con los niños, fueronellas las que enplenapandemia convirtieron la sala de estimulación en un fondo marino y disfrazaron a los niños de peces, ellas las que decoraron las sillas con faldones blancos y flores en cada cumpleaños, las que los cuidan como si fueran sus verdaderas mamás. Valoramos tremendamente todo el amor que entregan. ¿Lo más difícil? Encontrar profesionales con real vocación, que se vinculen con los niños desde el corazón. Por eso buscamos a las mejores personas que estén dispuestas a darse y si el sistema nos pone mala nota porque rotamos mucho, no nos importa. Primero están los niños, ellos son nuestro foco. ¿Cuántos niños viven en el hogar? Actualmente tenemos quince: cinco lactantes y diez niños entre los dos y los cinco años. Recibimos desde pequeños recién nacidos, que muchas veces los traen carabineros con una orden de Tribunales de Familia, hasta los cinco años once meses. ¿Todos son adoptables? No, hay muchos que están en riesgo social, que sus papás son alcohólicos o drogadictos y los dejan solos en la casa. Entonces los vecinos llaman a carabineros diciéndoles que hay una guagua llorando hace días, que se den una vuelta por el lugar, y terminan trayéndolos para acá con una orden. ¿Hay un plazo límite de estadía de los niños? Nuestra propuesta técnica son seis meses. Tenemos un plazo de veinte días hábiles desde que el niño llega al hogar para hacer un informe diagnóstico. Al tercer mes tenemos que tener un diagnóstico de intervención para dentro de seis meses tenerlo ubicado o con su familia o postularlos a las FAE (Familias de Acogida). ¿Quiénes pueden ser voluntarios? Todos pueden serlo, pueden dar recursos u ofrecer parte de su tiempo, previa evaluación y entrevista. Cuando la gente dice yo quiero cooperar, nosotras los invitamos a que vayan un día al hogar, a que regalen su tiempo y que miren los ojos de alegría de ese niño, de esa niña, por el tiempo que le diste. Eso tiene un efecto multiplicador. La única forma de contagiar lo que hacemos acá es vivirlo en carne propia. En el tercer piso está la sala de visita, que también funciona como sala de intervenciones y actividades. Las paredes están pintadas con flores, nubes y corazones, herencia de la pintora Renate Neumann y su paso por el hogar. ¿Qué significa para ustedes el Hogar María Madre? Todo, dicen a coro, con los ojos brillantes. TODO HISTORIAS Historias hay muchas, como la de Dylan, “un niño de tres años absolutamente querible, que solo comía azúcar, tenía abscesos en todos sus dientes y que tuvimos que conseguirnos plata para poder operarlo, previa autorización del tribunal. Lo devolvieron tres veces de las FAE y cada vez que volvía era como partir de cero. “Por qué no me quieren, por qué no puedo tener un papá y una mamá”. ¿Cuánto cuesta financiar el hogar? Veintitrés millones aproximadamente. El servicio Mejor Niñez nos subvenciona con un ochenta por ciento. ¿Quiénes los apoyan? Puros particulares que nos ayudan a cubrir la diferencia que no cubre el sistema. A ellos recurrimos cuando tenemos necesidades especiales y buscamos financiamiento y donaciones. Son un gran apoyo. “Es increíble cuando ves la cantidad de personas que se ponen a disposición para cuidarlos. Hace un par de años llegaron tres hermanitos que los encontraron solos encerrados en una pieza. Llevaban ahí un par de días. Una de las carabineras que los rescató por la ventana y los llevó al hogar tenía también una guagua y al ver el llanto de hambre del bebé —que no tenía más allá de un mes—, no lo pensó dos veces y le dio pecho. Puro instinto de madre”. Son muchas historias. Algunas inspiradoras, otras simplemente devastadoras. Pero nunca han bajado la guardia. “Nos han acusado de desacato, de interferir con el sistema, pero no nos arrepentimos. Peleamos para que los niños tengan un futuro mejor. Para los jueces a veces los niños son solo números, casos que se resuelven en base a los antecedentes expuestos. Sin embargo, hoy el sistema nos está apoyando, estamos contentas porque nos escuchan y atienden nuestras demandas. Eso para nosotras es lo más importante, porque el futuro de los niños está en juego”, sentencian. 27 tell. cl www.hogarmariamadre.cl
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