TELL MAGAZINE MAYO 2025

T ser hombres y de edad para ser buenos y recono- cidos. Yo tuve muchísima suerte, pero tuve que trabajar incansablemente para poder abrirme mi propio camino y lograr estar donde estoy ahora. La suerte de la que habla tiene nombre y apelli- do: Edgar Carrasco, un gran pintor ecuatoriano que la apadrinó de cierta forma. “Fue él quien más me ayudó a entrar en el medio cuando re- cién empecé a pintar. Y hasta hoy es un gran y querido amigo”. ¿Qué es para ti ser artista? Es una forma de vivir. Es vivir con una enorme sensibilidad, es un reto y un regalo... También un compromiso y una necesidad. ¿Cuál es el mensaje detrás de tus obras? Quisiera ser una reportera del mundo... retratar tantas almas como me sea posible, de diferen- tes condiciones, culturas, países y experiencias. Quiero hablar de las personas que uno deja de ver, pero que son parte de nuestro cotidiano, pin- tar la belleza en la que ya casi no nos fijamos. ¿Por qué los retratos? Me parece que el retrato es un reto maravilloso, porque no solo se trata de un parecido físico, sino de una profundidad intangible que se debe captar en la pintura. Se trata de pintar el carác- ter, la personalidad, el temperamento, la historia, el entorno de una persona. Se trata de pintar el alma... y eso lo encuentro bellísimo. Estos últimos años, Dominique los ha dedicado a pintar casi exclusivamente como retratista a pedido, mientras trabaja en sus series perso- nales. Como la de los hombres marroquíes, que la inspiraron durante una estadía en Marruecos por casi cinco años, o la serie de niños ecuatoria- nos —que llamó Ecuador anónimo en una de sus exposiciones—. Actualmente está trabajando en una serie inspirada en Iraq, donde visitó algunas ciudades y campos de refugiados de guerra. Un pequeño homenaje a esos ciudadanos del mundo que busca poner en la palestra, para que volvamos a mirar con nuevos ojos, para que no nos olvidemos que somos un crisol de razas e historias que merecen ser contadas. Y pintadas, claro.

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