TELL MAGAZINE JUNIO 2025

S ol Echevarría se define como una “constructora de ideas”, y esa es una excelente forma de resumir su camino y su forma de entender los espacios para ella y también para otros. “No basta con decorar una casa para que se transforme en un hogar. Se necesita emoción, conexión, historia. Debes disfrutar el lugar que habitas, hacerlo tuyo”. La historia profesional de Sol no partió en el diseño, sino en la ingeniería comercial, pero siempre la llamó su lado artístico. “Desde los doce años usaba la caladora, pintaba la casa, movía muebles… yo quería estudiar arquitectura, pero mis papás pensaron que comercial era una mejor opción, luego hice un máster en marketing. Me gustaba vender, tenía ese lado estructurado y práctico que siempre aplico. Cuando estaba en tercer año mi mamá enfermó de cáncer y falleció… eso me hizo cuestionarme todo. Y parte de ello es que sentí que había dejado fuera la creatividad de mi vida. Fue así que decidí estudiar diseño de ambientes en paralelo. Aunque no terminé esa carrera, fue una etapa muy especial y entretenida, que me dio las bases para lo que hago hoy y a lo que me dedico hace más de diez años”. Después de trabajar en distintas empresas y trasladarse a Puerto Varas con su marido, Patricio Acuña (conocido en redes sociales como el “Botas de goma”), empezó a reconectarse con lo manual, remodelar casas, construir muebles. “Un amigo arquitecto me recomendó para un proyecto porque necesitaban a alguien con creatividad, pero también con estructura”. Así partió, empezó a especializarse, a hacer cursos, entre ellos, uno con el arquitecto y decorador, Hugo Grisanti. Luego vinieron más asesorías, proyectos, productos (principalmente repisas y especieros), talleres y, finalmente, todo eso derivó en su marca personal: Sol Echevarría. ESPACIOS CON ALMA El crecimiento en redes sociales fue orgánico, hoy con más de ciento treinta mil seguidores en Instagram, su sello sigue siendo la autenticidad. “Tenía muchos clientes, pero nomostraba proyectos ajenos por respeto.