TELL MAGAZINE ENERO 2024

26 tell. cl Necesitamos leyes que resguarden los derechos de autor y de propiedad intelectual, sobre todo con lo que hemos visto de la IA. Es prioritario legislar en torno a la tecnología y la creación artística”. E l hecho de ir a una escuela pública no privó a Marcela de participar en talleres de música, pintura y arte en general. Por el contrario, siempre estuvo inmersa en una comunidad que fomentaba las actividades culturales. “Gracias a eso estoy en lo que estoy. Y hablo de tener un capital cultural que viene desde el entorno, como los colegios y las organizaciones comunitarias, más que desde la familia en general”. “Mi madre es una mujer muy empoderada, que tiene cuatro hijos ingenieros. Siempre nos inculcó el valor de la vida comunitaria y la importancia de estudiar para salir de un contexto social vulnerable y posicionarnos dentro de la sociedad”. La temprana vinculación que tuvo con la cultura y las artes desde su infancia la hicieron tomar el peso de su valía. Participó en cuanta instancia cultural había, no solo en su colegio, sino también en organizaciones sociales y deportivas. Hoy, Marcela mira en retrospectiva: “el hecho de expresarse artísticamente, de participar en entornos culturales, nos hace ser personas más creativas e innovadoras, nos ayuda a tener un pensamiento crítico frente a la sociedad. Por eso el trabajo que hacemos en torno a la educación, la importancia de educarnos y compartir con la comunidad”. “Al salir del colegio tuve una especie de crisis existencial entre las áreas artísticas e ingeniería. Quería estudiar música o teatro, a pesar de que me había preparado para las matemáticas y las ciencias”. Dejaría su pasión por el arte y la música para estudiar ingeniería en informática. Pero no del todo. “Durante mi paso por la universidad, con unas amigas, comenzamos a gestionar un espacio artístico para una exposición de pintura en un ascensor de Valparaíso, que tenía una sala acondicionada para realizar actividades culturales”. Ahí empezó el bichito por llevar la cultura a la comunidad y sus territorios. Con el tiempo crearon las bibliotecas comunitarias. Y fue en ese camino que se dio cuenta de que eso que hacía tenía un nombre: gestión cultural. “Comencé a tomar todos los cursos de gestión cultural con los que me cruzaba, incluido un diplomado en la Universidad de Chile. Incluso hasta el día de hoy, porque hago capacitaciones a artistas y gestores culturales. Me gusta saber cómo puedo aportar con mi Escuela de Gestión Cultural —una de las tres áreas en las que trabaja la fundación—, con el fin de potenciar esta semilla y fortalecer sus proyectos. HERRAMIENTAS DIGITALES PARA EL DESARROLLO CULTURAL Su trabajo en la Universidad Católica de Valparaíso en distintos programas sociales para fomentar las Junto a Carolina Zenteno, terapeuta ocupacional que forma parte imprescindible del equipo de Talassana.

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