Algo pasó con el blog de esta viñamarina. Acaso una especie de conexión mágica entre mujeres de aquí y allá, que las impulsó a contar sus historias. A reconocerse entre líneas, a inspirarse. Una plataforma virtual que comenzó a pulso hace un par de años y que hoy cobija las certezas de muchas, los sueños de muchas, los anhelos de muchas. Con ustedes, la historia de la mujer tras CódigoMujer.
Por Macarena Ríos R.
Una bola de nieve. Eso comenzó a ser para Karen este blog. Un espacio que reúne historias femeninas en una especie de catarsis colectiva, que llama a desmadejar sus propias vidas, a reconocerse frente a otras historias y, sobre todo, a salir adelante.
Menuda, de ojos grandes. Su voz es suave, casi ensoñadora. Sin embargo, esa aparente fragilidad deja entrever a una mujer decidida, que va por la vida con actitud, con ganas de proyectarse no solo en una, sino en varias disciplinas. Una mujer que después de estudiar ingeniería comercial y realizar un MBA, quiso escribir, que estudió piano en su infancia y ahora pinta, que acaba de entrevistar a la Nobel de la Paz 2003, Shirim Ebadi, que le encanta el arte abstracto y recorrer las ciudades a pie. Una mujer con mayúscula que dejó de lado Beagroup, la consultora que manejó durante catorce años junto a su marido, Alex Gallardo, para dedicarse, en cuerpo y alma, a este proyecto, que la desvela y que la tiene, literalmente, comiendo mariposas.
CODIGOMUJER
En su velador descansan varios libros a medio leer: Viaje a las emociones de Eduardo Punset, Hasta siempre, mujercitas de Marcela Serrano, Brandwashed de Martin Lindstrom, el genio del neuromarketing. Y así como la lectura y la pintura la relajan, Karen tiene una necesidad vital de hacer mil cosas a la vez. Siempre replanteándose, siempre buscando, siempre emprendiendo. “Yo amo emprender, hay una adrenalina con lo desconocido, con las experiencias nuevas. Me pasó con este proyecto, me pasó cuando hace cinco años atrás dije quiero aprender japonés”.
La música y los deportes están presentes en su casa desde siempre. Tiene un piano, un escritorio atiborrado de libros y cuatro hijos: Camila (15) “que canta y toca flauta traversa”, Maximiliano (12) “que toca piano”, Vicente (5) y Tomás (3). “Me gusta el contacto con los animales, la naturaleza, lo simple, lo cotidiano. Necesito el mar, hemos intentado irnos a Santiago, pero para mí el mar es un pulmón”.
¿Te consideras feminista?
Ni feminista ni bloguera. Soy una combinación de muchas cosas. Me ha pasado tanto y ha pasado tanto con el blog que hay una suerte de expectación interna, de suspenso, de tener la sensación de que esto va a trascender de una u otra forma. En este minuto me considero un instrumento, siento que soy un conector. Me gustaría influir más allá de este primer elemento.
Simpleza, transparencia, coraje. Tres parecen ser los ingredientes que se necesitan para escribir en el blog de Karen. Un desafío y una experiencia notable en la vida de esta empresaria que dice que la vida está hecha de las riquezas de las experiencias, que escribir es terapéutico y que moriría por un cuadro de Miró.
En el blog escribes, haces entrevistas, ¿fue el periodismo en algún minuto una opción?
Al momento de escoger una carrera me costó mucho, porque todo me gustaba. Quería estudiar arte, música, sicología, quería estudiar negocios. Finalmente elegí una, y aunque siento que he hecho muchas cosas, tengo un deseo por seguir aprendiendo, por conectarme con todas las disciplinas, como escribir o pintar.
¿Por qué CodigoMujer?
Porque las mujeres hablamos en código. Hay un código natural, una conexión tremenda entre nosotras. En un mundo absolutamente bombardeado de publicidad y estímulos, seguimos siendo mujeres, seguimos necesitando afectos, seguimos necesitando aprender e inspirarnos. CodigoMujer es poner en línea un espacio donde las mujeres pueden conectarse desde sus emociones, decir lo que tengan que decir de la forma en que lo quieran hacer. El espacio está ahí… tú cuenta la historia que quieras contar y di lo que quieras decir.
¿Alguna historia que te haya marcado?
Recuerdo varias. Una de las primeras historias que me llegó fue la de una mujer que se casa joven, tiene dos hijos y se dedica a la casa. A los treinta años se pregunta qué va a hacer el resto de su vida, se cuestiona y se pone a estudiar. El proceso de ella de decir ‘voy a salir de mi casa, voy a sacrificar cinco años de mi familia para estudiar vespertino y voy a cumplir uno de mis sueños que es llegar a ser una profesional’ es potente. Ella cuenta la experiencia de lo que sintió al recibir el título, de las cosas que tuvo que arriesgar y del largo proceso que significó tener una carrera.
¿Por qué somos tan culposas?
Naturalmente sentimos culpa. Estamos formateadas desde pequeñas. La sociedad también ha hecho su parte en eso, los paradigmas de crianza y educación han tenido mucho que ver y nosotras mismas lo hemos permitido.
Mujer, mamá, profesional... ¿en qué orden?
Mi rol de madre es mi gran proyecto familiar, pero necesito mis pulmones llenos de aire. Primeros somos mujeres y después todo lo demás: mamá, esposa, profesional.
¿Has dejado de publicar alguna historia?
Todo lo que me ha llegado ha sido bueno y fácil de leer. Ahí te das cuenta de que existen muchas mujeres valiosas, pero con una tremenda soledad, aunque estén repletas de vida social.
¿A qué mujer resucitarías para entrevistarla?
Juana de Arco, Frida Khalo, Hellen Keller.
Si te encontraras con la lámpara de Aladino, ¿qué pedirías?
Le pediría una lámpara de Aladino.
EL PODER DE LAS HISTORIAS
Para Karen, el coraje es un principio, una cualidad del carácter, indispensable en el mundo en que vivimos. “Necesitamos coraje para atrevernos, necesitamos coraje para defender lo que nosotros pensamos que es correcto, necesitamos coraje para hacer lo que queremos hacer en nuestra vida, porque a veces tenemos que ir en contra de muchas voces internas y heredadas para romper esquemas. Todas las que han escrito acá son mujeres que se han atrevido, que han tenido que vencerse a sí mismas, que han tenido que pasar por muchos obstáculos para llegar a ser lo que son”.
¿Y tú, has tenido que vencerte a ti misma?
Mil veces.
Su trabajo en la consultora Beagroup le permitió estar en permanente contacto con muchos conferencistas alrededor del mundo. Un día conoció a Lyn Howard, la CEO creativa del Cirque du Soleil. Y ella fue el gancho de lo que vendría después, de las entrevistas y del espacio “En Código”.
Karen le envió un mail donde le contaba acerca de la idea del blog, de sus ganas porque el espacio trascendiera, y le pedía conversar con ella y poder contar su historia. “Yo sé que si tú me das una hora de tu tiempo va a ser muy valioso para mí, porque teniéndote a ti va a ser más fácil conquistar el corazón de otras mujeres para que también puedan compartir sus historias”. Conversaron durante dos horas por teléfono, Lyn estaba en Canadá. Al momento de colgar, una sensación de adrenalina marcó el día. “Esto quiero hacer de mi vida”, se dijo. Y nació En Código.
“Cuando diseño las preguntas para una mujer quiero que me hable de sus procesos. Si yo quiero saber lo que opina Lyn en cuanto a la innovación y cómo generar equipos creativos, basta con comprar The sparks para averiguarlo. Lo que yo quería era conocer la otra cara de la moneda, qué ha permitido que Lyn haya llegado a ser la mujer que es, qué piensa acerca del equilibrio de los roles en la vida, qué piensa de los espacios en la sociedad, qué piensa del riesgo”.
Pero si hilamos fino, a la primera que Karen entrevistó para su blog fue a María Elena Christien. La primera mujer en cruzar el Atlántico en avioneta. A los sesenta y cuatro años. Y sola. “Después de hablar con ella no fui la misma, definitivamente. ¿Y sabes por qué? Porque se genera un vínculo, una suerte de conexión emocional. No eres la misma después de conocer una historia. Eso es lo poderoso del blog, el poder de las historias. De María Elena aprendí el concepto del desapego, la importancia del desapego”.
¿Y qué aprendiste de Lyn?
Lyn me dijo: “El mayor riesgo que las mujeres podemos tomar en esta vida es no tomar ningún riesgo”. Su mensaje fue súper potente. No vas a saber qué es lo que puedes llegar a lograr si no lo intentas. Lo que quise hacer con ella fue traer esa historia pero con el objetivo de inspirar a las mujeres a atreverse.
EN CÓDIGO
Galia Moss (velerista en solitario), Verónica Villarroel, Ana Von Rebeur (escritora, periodista, dibujante, ilustradora, guionista, columnista, artista plástica), Shirim Ebadi, Premio Nobel de la Paz 2003, Cathy O’Dowd (primera mujer en escalar el Everest por ambos lados), Imna Shara (directora de orquesta), Karmina Silec (directora del coro Carmina Slovenica), Lyn Heward, María Eliana Christen. La lista es larga. Con cada una de ellas, Karen ha aprendido algo nuevo.
“Después de hablar con Verónica Villarroel, en mí quedó el tema del silencio, la importancia de dialogar con nosotras mismas. De Galia aprendí la importancia de reconocer nuestras victorias. Ella es tremendamente valiente y habló mucho acerca de que las mujeres, muchas veces, no nos damos cuenta de lo bien, de lo buenas y de lo espectacular que somos”.
Y eso es lo que precisamente busca Karen. Remover el piso. “Muchas mujeres no se creen el cuento y se postergan. Esto es un grito al coraje. Poner a estas mujeres acá, en vitrina y de manera protagonista, es darles un aventón de confianza a las demás, es decir ‘se puede, no hay límites”.
“CodigoMujer es poner en línea un espacio donde las mujeres pueden conectarse desde sus emociones, decir lo que tengan que decir de la forma en que lo quieran hacer. El espacio está ahí… tú cuenta la historia que quieras contar y di lo que quieras decir”.