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EDICIÓN | Octubre 2018

Bajo el mar

Fernando Alcaíno, pesca submarina
Bajo el mar

En cada inmersión suspende su respiración por sobre un minuto y provisto únicamente de un arpón se da a la tarea de cazar una determinada especie. A Cachagua acaba de volver con el tercer puesto que consiguió junto a la selección chilena de pesca submarina en el Campeonato Mundial de Sagres, Portugal. Esta es la vida acuática según Fernando Alcaíno.

Por Germán Gautier V. / Fotografía Mariela Sotomayor y gentileza Fernando Alcaíno

La selección chilena de pesca submarina, tras doce años, volvió a subirse al podio en un Campeonato Mundial. Lo hizo en las costas mediterráneas de Sagres, Portugal, durante los primeros días de septiembre. El equipo compuesto por Adrián Quezada, Miguel Soto, Jorge Zepeda, Esteban Olivares, Jorge Galanakis y Fernando Alcaíno obtuvo el tercer puesto, tras España y Portugal.

Con tres campeonatos mundiales —Iquique 1971, Antofagasta 1984 e Iquique 2004—, dos subcampeonatos y la reciente presea de bronce, Chile vuelve a confirmar su lugar de potencia situándose en el cuarto lugar del medallero histórico por equipos.

Aun con estos antecedentes, y sumado el hecho que el país cuenta con una campeona mundial en pesca submarina, como Margarita Aldunate, las noticias siguen siendo escasas, y pareciera que los más de cuatro mil kilómetros de costa no son argumento suficiente para conocer la esencia de esta disciplina, y entender por qué estos deportistas deciden, incluso, arriesgar su vida por capturar un pez —a puro pulmón y con ayuda de un arpón— en las frías aguas del Pacífico Sur.

OTRO MUNDO

A unos cuantos pasos en dirección norte de la playa grande de Cachagua, en la comuna de Zapallar, se encuentra una pequeña extensión de arena blanca, circundada por roqueríos bajos y aguas verdosas, todo rodeado por matorral endémico y algunos árboles exóticos. Es la famosa playa Las Cujas, un lugar que, a principios de primavera y todavía sin la horda turística, parece idílico y fantasioso.

Este es el lugar donde Fernando Alcaíno Armas (treinta y dos años y tres mundiales a cuestas) se inició en la pesca submarina. Lo que está ante sus ojos, y que yo solo puedo ver superficialmente, es el jardín de su casa. Bajo el color turquesa que ofrece este día soleado hay una vida inconmensurable que le cuesta traducir en palabras. Dice que bajo el agua existen colores que en tierra no se pueden percibir y que allá abajo es “otro mundo”.

Fernando nació en Santiago, pero todos sus veranos transcurrieron en Cachagua. Antes de ser balneario, cuando era un peladero sin árboles y el aspecto rural prevalecía, su abuelo, Fernando, construyó una casa a pasos de Las Cujas. Un buen día compró una máscara, luego un arpón y así se inicio una herencia que pasó a su hijo y luego a su nieto.

¿Qué nombre te parece más adecuado: pesca o caza submarina?

La verdad es que es caza submarina, pero aquí, en España y otros lados le han puesto pesca submarina porque suena más amigable, y la caza se ve demasiado invasiva. Pero en realidad, uno no va a pescar, sino que va a bucear con un rifle que dispara una flecha con la cual pillas al pez. Y eso es cacería. A veces uno ocupa trucos propios de un sistema de pesca donde engañas al pez para que se acerque a ti, pero sigue habiendo un disparo.

¿Qué hace a un buen cazador?

Entre más tiempo logras ver a las especies vas aprendiendo por qué están en tal lado, qué es lo que les gusta hacer. Para ser un buen cazador tienes que aprender de la especie, a qué horario le gusta comer, qué come, dónde come, por qué come eso, las fechas en que se reproducen, o por qué se juntan en tales lados, por qué les gustan ciertos tipos de piedras y otras no.

 

¿Un pez que particularmente te guste capturar?

La vieja negra, que es un pez de roca. Me gusta ir a buscarlo por el tipo de pesca que tiene; se meten en piedras, son curiosas y, además, alcanzan un tamaño considerable (diez a doce kilos las más grandes). Son peces que buscan sectores con cavernas, donde no las alcanzan las corrientes y tienen mayor cercanía con su alimento, que va desde moluscos, peces, erizo negro y estrellas de mar.

 

¿Con qué sensaciones entras al mar?

En el agua lo único que tienes que hacer para rendir mejor es estar lo más relajado posible, cosa de bajar las pulsaciones y andar a un ritmo que uno puede durar más debajo del agua.

 

¿Por cuánto se extiende tu apnea?

Eso es relativo. Si estoy bien entrenado puedo llegar a los tres minutos. Y lo normal de una bajada promedio es de un minuto a un minuto y cincuenta segundos.

 

¿Qué promedio de temperatura tiene nuestro océano?

En esta fecha puede estar en once grados en la superficie y abajo, pasados los 9 metros, en ocho grados. Y en verano lo normal es que ande en quince grados la superficie, con máximos de veinte o veintiún grados. Pero esto cambia año a año.

 

¿Y la visibilidad?

Una visibilidad buena y promedio aquí en la región es de cinco metros. Aquí en Las Cujas hoy día puede haber sobre diez metros de visibilidad. Cuando los días se empiezan a alargar las microalgas se reproducen y se siente en el ambiente un olor a pudrición natural, y muchas veces se ve la espuma de color café amarillento o verde o hasta roja. Y en esos casos hay menor visibilidad, de un metro o medio metro.

 

Estás muy cerca de Quintero. ¿Has buceado en esa zona?

A Quintero no voy ni a palos. Es bonito para bucear, pero el nivel de contaminación es muy alto. Yo no me comería nada de la costa de Quintero, menos especies filtradoras. La contaminación que realmente está afectando ahí no es una cosa que la notes a simple vista, pero hay estudios que muestran que los peces cargan más metales pesados. Otras veces uno hace una captura y ve una especie llena de parásitos o notas ciertos tumores.

 

MEJOR QUE EL LENGUADO

¿Cuándo comienzas a competir?

Empecé a bucear harto cuando entré a estudiar Ingeniería en Acuicultura en la Universidad Andrés Bello y tuve más libertad para irme fuera de Santiago. De mis compañeros nadie hacía pesca submarina o buceo. La acuicultura es como la agronomía del mar y justo en ese tiempo estaba en auge las salmoneras y había gente que se inclinó por eso.

 

¿Cuál es tu visión de esos cultivos artificiales?

Yo estoy en contra de los cultivos y cómo se desarrolla la crianza de animales acuáticos. En Chile han sido procesos muy mal llevados, donde solo velan por lo que beneficia a la empresa sin importarles todo le daño que le hacen al medio ambiente. Abajo tienen la embarrada. He buceado en Chiloé, en Puerto Montt y está todo contaminado. Aparte de la infraestructura que lanzan al mar, en todas esas partes se forma una capa de fango que es puro nitrato producto de las fecas y la sobrealimentación de los peces, y como son sectores de fiordos donde no hay tantas corrientes es muy difícil que esa agua tenga recambio.

 

El deporte que practicas depende en gran medida del bienestar del medio acuático…

Claro. En los campeonatos hay tallas mínimas dependiendo de la especie y hay cantidades de captura. Por ejemplo, vamos a Iquique donde el pejechancho es un pez que está en peligro y ese no se puede capturar; el que caza uno queda inmediatamente eliminado de la competencia.

 

¿Cada vez que capturas algo te lo comes?

Sí. Todo lo que capturo son especies comestibles. De repente vas nadando y ves un pez luna y esos no los saco. Igual se los comen, pero es un pez que tiene otro comportamiento, son como unos perritos. He logrado hacerles cariño y he visto una expresión de agrado en el ojo. Tienen varios parásitos por fuera, como tipos de piojos, y uno los rasca y les gusta esa sensación porque se te acercan, se ponen de lado y te siguen.

 

¿Cuáles son los peces más sabrosos?

El apañado, que es más común en el norte. Es un pescado dorado por fuera, de ojos grandes, carne bastante blanca y muy jugosa. Para mi gusto es mejor que el lenguado. Come muchos camarones y otros pececitos. Luego la cabrilla española, que es un pez que se desarma en hojas, como la corvina, y es muy bueno crudo, a la plancha o a las brasas. Y el otro, más común de estos lados, es la vieja negra y no tanto para caldillo, sino a la plancha e, incluso, como tiraditos. Y el bilagay para crudos es muy bueno.

 

¿Qué es lo más riesgoso del deporte?

Si tú estás muy fuera de sí en lo que haces y sobre exigiéndote a profundidades límites corres un riesgo grande de pérdida del conocimiento. Pasa cuando ya necesitas subir y ves un pez grande a diez metros y te desplazas a darle captura y te forcejea; hay probabilidades de que no alcances a llegar arriba por el consumo de oxígeno. Incluso algunos llegan arriba y quedan boca abajo flotando y si no hay nadie que los vea alrededor…

 

¿Te ha pasado a ti?

Me han dado zambas, que es la previa al black out. Es como un desmayo: pierdes la vista, ves blanco o estrellado, los sonidos se distorsionan y pierdes el control de tu cuerpo y te dan convulsiones.

 

¿Cómo fue la experiencia de Portugal?

Las condiciones de Portugal son muy similares a las de Chile y nos beneficia porque nosotros somos pescadores rápidos. Al final tú tienes cinco horas por día y eso se traduce a la cantidad de veces que puedes bajar y allí es donde tenemos un nivel deportivo más alto. ¿En qué nos ganan los europeos? En que tienen muchos más recursos.

 

 “Para ser un buen cazador tienes que aprender de la especie, a qué horario le gusta comer, qué come, dónde come, por qué come eso, las fechas en que se reproducen, o por qué se juntan en tales lados, por qué les gustan ciertos tipos de piedras y otras no”.

“A Quintero no voy ni a palos. Es bonito para bucear, pero el nivel de contaminación es muy alto. Yo no me comería nada de la costa de Quintero, menos especies filtradoras”.

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