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EDICIÓN | Octubre 2018

Estrategia asiática

por Sergio Melitón Carrasco Álvarez Ph.D.
Estrategia asiática

Estrategia, en Asia, se relaciona con dos nombres: en China, a Sun Tzu y su obra El arte de la guerra, libro vigente y éxito de ventas. En India es Kaultiya, maestro de Ciencia Política. Dejamos a Sun Tzu para otra ocasión y esta vez nos concentraremos en Cāṇakya Pandit, también llamado Kautilya.

Kautilya (350-283 a.C.), preparó y condujo al joven rey Chandragupta Maurya, quien fundó el primer imperio de la India (que se extendió por todo el Sudeste Asiático, cubrió el subcontinente indio y llegó hasta Irán bajo el reinado de su nieto Aśoka Vardhana). Siendo Kautilya gran ministro, escribió, dictó leyes, y reflexionó sobre la forma de conducir el gobierno imperial. Sus ideas y documentos los recogió y clasificó su discípulo Viṣṇugupta, quien editó una colección llamada Arthaśastras. La monumental obra, hoy estudiada en toda academia especializada, describe un “reino del bienestar” amparado bajo una “monarquía social” que se adelanta dos mil años a los pensadores sociales occidentales. En su filoso tratamiento de la doctrina del poder, Kautilya supera a Maquiavelo, a Hobbes; a Marx y a Lenin y a todo tirano y aficionado a la tiranía. Kautilya, que guió a Chandragupta para construir uno de los imperios más poderosos de la historia de la humanidad, bien puede ser llamado padre de la estrategia y abuelo de las dictaduras y autocracias.

Los Arthaśastras reflejan intereses y preocupaciones, individuales y colectivas, del extenso mundo indio —en sí buena parte del Sur de Asia. Son quince libros que abarcan una amplia variedad de temas, algunos lejanos o exóticos, otros permanentes. A modo de ejemplo cito algunos títulos: Acerca de disciplina, moral, economía y producción. Ley, penalidad, difamación, y la agresión. El juicio y la tortura para obtener confesiones. Pena de muerte, con tortura y sin ella. Seguridad Interior del Reino. Elección de Ministros. Consejo Asesor. Información y Espionaje. Misiones y Embajadas. Protección de los príncipes. Funciones del rey, y sus deberes hacia su harén. Deberes de los ministros. Hacienda Pública y el sistema central de impuestos. Oficina anticorrupción. Sistema central de control del servicio público, Superintendencias (son cuatro): de comercio, de aduanas, de prostitutas, y de elefantes. La conducta de las empresas. Del matrimonio y sus deberes. La propiedad de la esposa y las indemnizaciones debidas. Acerca de la eliminación de espinas, etc. Nos saltamos varios temas curiosos, pero destacamos algunos que se dan en todas partes y no pasan de moda: “Acerca de la adquisición de oro y de la compra de amigos”.

Pero queremos detenernos en uno de los libros más enjundiosos y extensos, que es el que se refiere a la protección del reino, de la guerra, de las amenazas vecinas, del ataque y de la defensa; que da toda importancia al espionaje y uso de métodos secretos. Kautilya sugiere usar el trabajo como modo de control de invasores (e inmigrantes). Enseña cómo planear y preparar tratados. Ahí, dice que se ha de tener máxima cautela con todo reino del vecindario; jamás se ha de confiar en ninguno de ellos, pues no hay vecino bueno. Siempre tendrán aspiraciones que en algún momento entrarán en conflicto o choque con las conveniencias propias. Por eso, un rey sabio ha de mantener una permanente evaluación de toda amenaza y todo escenario posible. Aun de los más remotos e inadvertidos. Propone mantener un estado de guerra silenciosa e invisible, de manera que jamás se sea sorprendido, sino siempre se lleve la delantera. Entre los consejos de Kautilya está la organización de un servicio secreto que se ha de inmiscuir en reinos rivales y potencialmente enemigos, sembrando la discordia interna, aprovechando decadencias, desuniendo y creando caos, y siempre causando debilidad. Recomienda usar la religión, la superstición, las creencias para crear ciega fidelidad en el ejército propio, y los mismos métodos pero para desmoralizar y desestabilizar las tropas enemigas. El uso de la propaganda y la desinformación son tan o más efectivas que las armas, pues desconciertan, ablandan, y bajan las defensas de un posible contendor. Pero una vez hecha una conquista, e incorporado un territorio, el trato a los pueblos conquistados ha de ser humanitario en grado sumo. Si en Occidente la máxima siempre fue “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, Kautilya dijo que “Prepararse para la guerra, es prepararse para conquistar, y sólo para ganar”.  Con respecto a formar parte de alianzas y tratados, el maestro opina que es mejor participar que estar fuera; mas, siempre preparado para evitar compromisos incómodos. Su receta es ser invariable crítico dentro del grupo cooperativo, mostrando disenso permanente y calculando el modo de desarmar la agrupación para tomar el control.

Los Arthaśastras, no obstante su antigüedad y ciertas materias extravagantes, ha sido apreciado, conocido directa o indirectamente, por los más reputados y citados pensadores de la política contemporánea. Aunque rara vez lo he visto como referencia en nuestro país. Quizás es mucho pedir. Idealmente, los Arthaśastras se han de leer en sánscrito; o a lo menos una buena traducción inglesa. Y a veces, con suerte, algunos sí leen bien el español.

 

 

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