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EDICIÓN | Abril 2015

Timoneando un sueño

Cristóbal y Benjamín Grez, veleristas
Timoneando un sueño

Queda un año para los Juegos Olímpicos 2016. Ellos saben que el tiempo apremia y que deben conseguir grandes resultados en corto plazo. Quieren colarse entre los veinte mejores del planeta y soñar con una nueva medalla para Chile. Los hermanos Grez, a bordo de un velero 49er, confían en que todo es posible.

Por Carolina Vodanovic G. / fotografía Andrea Barceló A. y agradecimientos a Bernardita Grez

En pleno campo de regatas en Palma de Mallorca, y entrenando a tiempo completo, se encuentran los hermanos Cristóbal y Benjamín Grez, del equipo náutico que lleva su apellido, quienes a partir de este 28 de marzo disputarán, a bordo de su velero clase 49er, la edición número 46 del trofeo europeo Princesa de Sofía. Con un buen resultado, la idea es clasificar para la siguiente fecha de la Copa del Mundo, a disputarse a fines de abril en Hyeres, Francia, y dar un paso más en esta campaña olímpica por un cupo para Río 2016.

“Este fue un sueño que siempre tuve en mente y la única manera de hacerlo era junto a Benjamín. El año pasado corrimos los cuatro primeros campeonatos ininterrumpidamente, fueron más de dos meses y nuestro objetivo fue hacer horas de navegación, no fijarse tanto en el resultado del campeonato; ahora vamos a estar en Europa un mes y medio y el resto del año va a ir dependiendo de si vamos o no clasificando en estas Copas del Mundo”, cuenta Cristóbal.

Los actuales número sesenta y cinco en el ranking mundial, comenzaron hace ya un año esta campaña con miras a la cita de las cinco argollas y, para ello, Cristóbal renunció a su trabajo en la firma MBI inversiones, uno de los principales auspiciadores del equipo; mientras que Benjamín congeló sus estudios de ingeniería en la Universidad Católica.

“Formamos un gran equipo junto a Claudio Vargas, preparador físico; Juan José Grande, psicólogo clínico; y Rafael Gutiérrez, deportólogo de la Clínica Meds. Recientemente hicimos una alianza con un equipo inglés, actuales cuartos en el ranking mundial, y tuvimos una clínica con Dave Evans. Nos guió en aspectos tan cruciales como la preparación física, puesta a punto del bote, alimentación y organización de campaña. Nos ha traspasado pequeños detalles, pero que finalmente hacen la diferencia”, dice Benjamín.

¿Qué aspectos deben mejorar para sumar puntos y lograr la clasificación?
Cristóbal: Son más bien detalles técnicos, relacionados con las maniobras, con la puesta a punto de las velas, cosas que aprendes con la práctica. Ese proceso de aprendizaje se puede acortar con un buen entrenador y sentimos que tuvimos un salto muy importante en esta gira de EE.UU. y que ya tenemos la velocidad de un bote de flota de oro, con súper buenas maniobras.

Fue hace un mes, en Clearwater, EE.UU., que el equipo chileno logró su mejor resultado histórico, clasificando en la posición décimosegunda del Campeonato Norteamericano de Veleros clase 49er. “Ahora lo que tenemos que hacer es asimilar que debemos hacer siempre buenas maniobras, independiente de la presión a la que estemos sometidos”, aclara Benjamín.

49er

Quienes conocen de veleros aseguran que la clase 49er —forty-niner en inglés— es por lejos la embarcación más compleja que se haya inventado, condición que entusiasma a sus osados tripulantes. Pasó a ser disciplina olímpica en Sidney 2000 y está diseñada para que sus dos tripulantes naveguen y estabilicen la embarcación. “Se pueden subir al bote dos campeones mundiales de láser y no logran sacarlo de la marina”, ríe Benjamín.

En diciembre del 2013, los hermanos Grez se aventuraron con un 49er: “decidimos partir navegando en el bote sin siquiera haberlo probado antes. Sabíamos que era un velero difícil, pero a la vez teníamos claro que nos iba a entusiasmar, pues a los dos nos gusta la adrenalina”, comentan.

¿Qué lo hace tan interesante?
Benjamín: Es un velero que está muy sobre potenciado, tiene mucha superficie vélica contra muy poca superficie mojada, es como ponerle un motor de avión a un auto. Si usas mal la potencia sales volando y te catapultas. Cristóbal: Es un bote que lo bajas al agua e inmediatamente se da vuelta, tampoco te puedes sentar a descansar, tienes que estar siempre navegándolo, tiene cero estabilidad.

Benjamín al mando del timón y Cristóbal como proel, han logrado gran fiato y aseguran que todas las decisiones son conversadas y en caso de haber discrepancia optan por incorporar una tercera opinión, siempre en beneficio del equipo.

¿Qué aporta cada quien a la dupla?
Benjamín: Somos bien distintos, así que cada cual suma lo suyo. Cristóbal tiene un aspecto organizativo, de planificación y orden a nivel de cualquier otro equipo top, es un atributo que yo no tuve en mis campañas anteriores. Competí en Londres 2012 y tuvimos falencias organizativas que se han mejorado muchísimo con la incorporación de mi hermano. Por mi parte, yo aporto el relajo, echo la talla en momentos de tensión y eso libera un poco el estrés. Hay que estar relajado al minuto de competir.

DESDE CHICOS EN EL AGUA

A los hermanos Grez Ahrens, tres hombres y dos mujeres, los subieron a un velero desde muy chicos. Cristóbal tenía ocho años cuando comenzó a competir en clase Optimist y en cada uno de sus entrenamientos había un bote que los perseguía, ese era Benjamín.

“Veraneábamos en Algarrobo en la casa de mi abuela y mis primos González Correa siempre fueron navegantes. Logré que me metieran en cuanto curso de Optimist había y al poco andar Benjamín se sumó a las prácticas”, cuenta Cristóbal.

Fue durante la época escolar que obtuvieron varios títulos nacionales e internacionales. Cristóbal fue campeón nacional en Optimist el 2002, segundo lugar juvenil en el Campeonato Sudamericano de láser el 2004 y hace sólo algunos años tricampeón nacional en velero J24 y medalla de bronce en los Panamericanos de Guadalajara el 2011; mientras que Benjamín fue tricampeón nacional en Optimist y tricampeón nacional en categoría 420, por mencionar sólo algunos títulos.

¿En qué momento esto dejó de ser un pasatiempo?
Benjamín: A los diez años empecé a competir afuera. Me tocó una etapa muy buena, con una gran directiva y excelentes entrenadores. El 2004 llegó a Chile un entrenador argentino, Cristián Noé, y comenzó a incentivar la competencia, se empezó a profesionalizar con él este tema.

¿Y era compatible esta disciplina con los estudios?
Benjamín: En algún momento pensé cambiarme a un colegio de deportistas, pero mis papás no me dejaron y terminé en mi colegio de siempre, el Alemán. En la universidad fue más complicado; si bien la institución te apoya, los profesores tienen mucho poder y no me dejaban faltar a las pruebas. Alcancé a aprobar tres semestres y luego congelé mi carrera.

Cristóbal, por su parte, se recibió de ingeniero comercial en la PUC y entró a hacer su práctica profesional a MBI inversiones. Tras ese período de prueba, lo contrataron y hoy, junto a Volvo y Clínica Meds, auspician un sueño que esperan los lleve a los Juegos Olímpicos de Río 2016.

“Todo esto no sería posible sin el enorme apoyo de nuestros auspiciadores. Esperamos clasificar y, por qué no decirlo, no hay deportista que vaya a unos Juegos sin soñar con una medalla. Si ya estás entre los veinte mejores del mundo puedes aspirar a subirte al podio”, finaliza Cristóbal.

 

“Decidimos partir navegando en el bote sin siquiera haberlo probado antes. Sabíamos que era un velero difícil, pero a la vez teníamos claro que nos iba a entusiasmar pues a los dos nos gusta la adrenalina”, comentan refiriéndose al clase 49er que tripulan.

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