Lo que en un momento partió como una simple inquietud por rescatar la vida de barrio y el comercio justo —bajo el nombre de Space Market—, poco a poco agarró vuelo y hoy se perfila como un emprendimiento con ribetes sociales. Esta es la historia de Trinidad y María Luisa y de la particular ONG Vivo Mi Plaza que nos desafía a empoderarnos de los espacios públicos y a vivir nuestra vida al aire libre.
por Macarena Ríos R. / fotografía Teresa Lamas G.
¿Qué tienen en común una diseñadora gráfica y una abogada? Los sueños, el coraje y las ganas de reinventarse. Hace más de un año, movidas por crear panoramas, disfrutar de los espacios públicos y propiciar el intercambio colaborativo, dejaron carreras, dejaron sus zonas cómodas y comenzaron a tirar líneas juntas. No pasó mucho tiempo para que crearan Space Market, una organización que promovía la entretención con sentido social.
Con muchas ganas y la certeza de que era posible cambiar hábitos y costumbres, hicieron dos eventos en el sector de Los Pinos —uno a fines de septiembre que apoyó el proyecto Reñaca más Alto y otro a mediados de diciembre, que hizo lo mismo con la Fundación Sueños de Navidad—, que apostaban a recrear una plaza antigua con una mirada más innovadora. El éxito fue total. Cientos de familias con sus hijos llegaron con mantas y picnics a pasarlo bien y, por cierto, de paso a ayudar.
Con el tercer evento, una comida compartida estilo malón en la plaza Los Pellines, estas amigas se dieron cuenta de que lo que ellas estaban haciendo era una causa en sí misma y decidieron replantearse. “Hay plazas preciosas, muy bien resueltas, pero que están vacías. ¿Qué está pasando?”, se preguntaba María Luisa. “Se ha ido perdiendo el concepto de barrio, el concepto de esta gran familia extendida”, comentaba Trinidad. Y eso fue justamente lo que ellas rescataron con la iniciativa Vivo Mi Plaza.
Lejos de quedarse con los brazos cruzados, decidieron hacer algo. Decidieron hacerse cargo del problema.
VIVO MI PLAZA
A través de los eventos de Vivo Mi Plaza, Trinidad y María Luisa se plantearon tres ambiciosos objetivos: recuperar la vida de barrio, rescatar el uso de espacios públicos y hacer comunidad. Pero dos personas eran insuficientes para levantar una tremenda causa como la de ellas, necesitaban un equipo, necesitaban potenciarse, invitar a los vecinos, incorporar amigos. Tocaron puertas, y a la fecha trabajan en conjunto con un equipo de arquitectos, urbanistas, incluso una socióloga.
¿Cuál es la bandera de lucha de esta ONG?
Crear el hábito, cambiar las costumbres y los paradigmas de la gente. Queremos volcar a las personas a las plazas y las intervenciones urbanas son la mejor forma de tocar fibras, de convocar e inspirar a los vecinos para que sean parte de esta causa. Intervenciones lúdicas, entretenidas e innovadoras que también responden a la necesidad de llenar un vacío, porque siempre escuchas que hay carencia de panoramas. Por eso ocupamos el recurso de la entretención, para que la gente se acerque y participe. La entretención no es el fin, sino el instrumento para.
¿El objetivo de una intervención?
Las intervenciones no son porque sí, las intervenciones responden a un marco teórico que se llama urbanismo táctico y se realizan con el sentido de hacer ciudad desde la gente. Tiene que ver con un acto que dura poco tiempo, pero que su finalidad es generar un cambio a largo plazo, por eso la importancia de que estas sean periódicas.
¿El concepto?
La idea es que, más adelante, los vecinos empiecen a celebrar los cumpleaños de sus hijos en las plazas y que no sea un disparate hacerlo. Eso es lo que buscamos con estas intervenciones, que se sientan parte de los espacios públicos.
Dicen que la caridad parte por casa y eso fue justamente lo que hizo la Trini con el cumpleaños de su hijo mayor el año pasado. “Se lo hice en la plaza que hay detrás de mi casa y fue espectacular. Los niños lo pasaron increíble y los papás también. Llevaron mantas para el picnic y disfrutaron de un espacio al aire libre. La gente tiene que saber que los espacios públicos son nuestros, no son de la municipalidad. La ciudadanía tiene que ser más activa en esto, darle una nueva mirada a los espacios públicos”.
BRYANT PARK
Ese parque ícono neoyorkino es el que ambas tenían en la retina. Un espacio público que en la década de los ochenta se hizo tristemente célebre por la cantidad de delitos que ahí se cometían. Pero un día todo cambió. Un grupo de vecinos decidió unirse y tomar el toro por las astas. Armaron una corporación y se acercaron a la municipalidad para que les concesionaran el parque. El resto es historia. Hoy, es el lugar más vivo de Manhattan. Ahí se hace el Fashion Week, se arman recitales increíbles y también se monta la única pista de patinaje gratuita dl sector.
“Este es el mejor ejemplo para demostrar que sí se puede mirar los espacios públicos de otra forma. Un tremendo desafío para nosotras. Por eso la creación de estas puestas en escena, presentando el ocio y la entretención con sentido. Con estas intervenciones estás haciendo comunidad, estás haciendo barrio”.
¿Cómo se financia Vivo Mi Plaza?
Hasta el minuto, el financiamiento ha sido personal, pero como toda ONG lo que pretendemos es contar con recursos públicos y privados para ser sustentables y viables en el tiempo para seguir haciendo cosas por la comunidad. Nuestro equipo cree firmemente en la causa, hasta el momento trabajan ad honorem, por eso que el crowfounding es clave para nosotras. Si el proyecto tiene que ver con intervenciones para los vecinos, ¿por qué no pensar en el financiamiento compartido? ¡Debemos lograr que la gente se sienta parte de sus parques y plazas!
¿Qué ha sido lo más difícil?
Romper paradigmas, como el tema de convocar. Cuesta mucho movilizar a la gente. “La gente es súper cómoda, la gente no sale”, eso dicen siempre de los viñamarinos. “Si hace frío le gusta quedarse en casa”. Hay una gran resistencia… En otros lugares del mundo existe la cultura de salir, de ocupar los espacios públicos, las plazas, los parques. Con o sin frío, da lo mismo, la gente sale igual.
¿El sello del proyecto?
La primera etapa es cautivar, convocar, que la gente vuelva a creer, a confiar a conocer a sus vecinos, a salir a las calles. La segunda etapa del proyecto tiene que ver con crear físicamente el primer parque comunitario de la comuna de Concón, un parque vivo en el que se puedan realizar conciertos y actividades culturales, deportivos, talleres, etc. Actualmente estamos haciendo el anteproyecto en términos de evaluación económica de este parque comunitario, llamado Proyecto Parque Los Abedules. Que una corporación sin fines de lucro quiera hacerse cargo de un espacio público que está botado, no es menor. Queremos ser un apoyo para la municipalidad.
LOS PELLINES ON FIRE
Nunca la plaza de Los Pellines había estado más viva que ese sábado 7 de marzo. “La intervención que hicimos en la plaza con el malón tuvo una reacción inesperada. Todos querían participar, todos querían ayudar, y todos se fueron agradecidos”. Y lo que comenzó como una comida compartida —con la venia de los vecinos del sector y del alcalde de Concón, Óscar Sumonte—, terminó en una gran fiesta al compás de Monono Orquesta.
“Sorpresivamente muchos de los invitados que habían comprometido su participación no fueron, pero en cambio sí lo hicieron los vecinos del sector. El evento superó todas las expectativas. Comprobamos que ellos sí están interesados en recuperar las plazas y participar”.
¿Las próximas intervenciones?
El funpage de FB ha sido fundamental para comunicar todo lo hecho hasta el minuto y lo que viene, porque nuestro objetivo es seguir haciendo intervenciones urbanas calendarizadas. Y también del sentido que tiene la causa.
¿Se sienten inspiradoras?
Totalmente, estamos convencidas hasta la médula de lo que estamos haciendo, a pesar de las resistencias que hemos tenido. Todos los grandes proyectos en el mundo nacen un poco de la locura y la inspiración.
¿Qué significa Vivo Mi Plaza para ustedes?
Una causa que nos trasciende, un proyecto que al involucrar a toda la comunidad es tremendamente potente. Hace mucho rato que esto dejó de ser nuestro.
“La primera etapa es cautivar, es convocar, es que la gente vuelva a creer, a confiar, a conocer a sus vecinos, a salir a las calles. La segunda etapa del proyecto tiene que ver con crear físicamente el primer parque de la comuna de Concón, un parque vivo en el que se puedan realizar conciertos y actividades culturales, deportivas, talleres, etc.”.