Lo de Liza, la pasión por el dibujo, los colores y las formas, lo tuvo desde siempre. En las clases del colegio no podía evitar dibujar en las esquinas de sus cuadernos, como tampoco pudo evitar colgar el cartón de sicología y seguir adelante con lo que venía en su ADN. “Amo lo que hago”, afirma desde el campo familiar, donde pasa las tardes pintando como cada verano. Y por estos días, “lo que hace”, sus obras, se pueden ver nada menos que en la colección permanente de la embajada de Chile en París.
A solo cuarenta minutos de Viña del Mar, y a un paso de Olmué, se encuentra una de las ciudades más tradicionales de la Región de Valparaíso. Campestre y llena de rincones turísticos, destaca por su gastronomía, buen clima, presencia religiosa e historia que data de la época precolombina.