Con sus cuadros, Macarena de Mendoza no solo consigue una imagen, también logra transmitir los sentimientos y la energía que ella lleva en su interior. Cada obra es única e irrepetible, y puede ser percibida de distinta manera por cada observador.
Aventurarnos hacia un destino desconocido, inquietarnos por la incertidumbre de dónde pasar la noche, quién nos acompañará en el siguiente almuerzo o con quién nos cruzaremos durante una caminata, son algunas de las experiencias que nos llevan a viajar solos, aunque, finalmente, nunca estamos solos.