TELL VINA FEBRERO 2019
80 tell. cl tres, por eso nos encargamos de todo. Desde atender, hacer los pedidos a proveedores y preparar helados. Si ocurre algo con uno de nosotros, la heladería puede continuar perfectamente. Estamos todos los días y eso nos encanta, atender a los clientes directamente e ir mejorando cada día. Siempre preguntan si no ven a alguno, nos piden datos turísticos o simplemente vienen a conversar. Pasan mu- chos franceses, porque saben que somos extranjeros. ¿Cuál es su sello? Nos esforzamos por tener buenas recetas, con la antigua técnica de la gelateria artigianale , por eso importamos nuestros insumos desde Italia y hacemos nuestros propios barquillos. Amamos nuestro trabajo y cuidamos todos los procesos. Ha sido un arduo trabajo, pero que ha valido la pena. Sabemos que contamos con buenos pro- ductos y a la gente que viene por primera vez se le ve de inmediato una sonrisa en su rostro. Eso no tiene precio. Otro punto que nos importa mucho es el problema que hay en Chile con la obesidad in- fantil, el exceso de azúcar, de saborizantes y de comida chatarra. Por eso nuestros helados son con frutas de la zona, no trabajamos con pulpas ni congelados y a un precio accesible. Sus líneas de helado son a base de crema y leche italiana; vega- nos a base de frutas frescas, leche de coco o almendras; y algu- nos light con muy poca azúcar (seis a siete por ciento de azúcar por porción). Con más de cincuenta recetas, los más pedidos son los de chocolate, limón menta, pistacho, avellana europea, vaini- lla, entre muchas deliciosas combinaciones de fruta que realizan con melón, mango, piña, durazno, frambuesa o maracuyá. Y uno de sus destacados es el famoso “batman”. “En Europa tenemos dulces negros, gomitas de anís y regaliz, una raíz que aquí no existe. Es un helado totalmente negro que la gen- te cree que es chocolate y llama muchísimo la atención. A nosotros nos gusta ofrecer productos que no hay en otros lados, como el de Bombón Ferrero Rocher preparado verdaderamente a la italiana”, señala Vincent. “En agosto cerramos y nos vamos de vacaciones para cargar pilas con la familia, pero también para traer ideas desde Europa. Lo que pide el cliente hoy no es lo que quería hace cinco años atrás. Hay más competencia y heladerías, por eso siempre mantenemos un nivel alto. Hay muchas horas de trabajo, de prueba hasta llegar a lo mejor. Probamos todos los días muchos helados, pero sabemos que son muy buenos y sanos, porque estamos bastante flacos (ríen). En Italia muchos almuerzan helados y es lo más normal del mun- do”, comentan Matthieu y Vincent. Estamos todos los días y eso nos encanta, atender a los clientes directamente e ir mejorando cada día. Siempre preguntan si no ven a alguno, nos piden datos turísticos o simplemente vienen a conversar. Pasan muchos franceses, porque saben que somos extranjeros”. Matthieu, Johanna y Vincent.
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