TELL VINA FEBRERO 2019

F anática de la moda y el arte y ene- miga de las reproducciones, dice que estar en galerías es una inver- sión y que sus cuadros son únicos e irrepetibles. Apostados en pare- des y atriles, de colores fuertes y vibrantes, el hilo conductor de sus obras es, definitivamente, el esmalte. Alta y delgada, camina por el taller y se acerca a un cuadro, de gran formato, que está en un atril. “Este es mi cuadro favorito, me lo ha que- rido comprar mucha gente y justamente, como no me quiero desprender de él, lo tengo a un precio muy alto. No transo”, dice. ¿Te cuesta desprenderte de tus obras? Yo logré enamorarme de mi obra. Me duele ven- derlos, pero me encanta que la gente los quiera tener. Me gusta que sean queridos. Que la gente me mande fotos con cuadros míos puestos en casas o eventos me encanta. El otro día fui al lan- zamiento de una colección de ropa traída de Ma- rrakech por Tamara Starocelsky y tenía un cuadro mío en el evento. Imagínate lo feliz que estaba. ¿Por qué el esmalte? En el colegio incursioné con el esmalte y rayé con el brillo y su textura. Cuando entré a la uni- versidad logré que me dejaran trabajar con él como un área de pintura experimental. ¿Y cómo es pintar con él? A diferencia del óleo, el esmalte es muy plástico y al cabo de un rato se empieza a poner chiclo- so, por eso no puedo parar de trabajar hasta que esté terminado. Al principiome costó incorporarlo en mis cuadros; tenía cuadros todos chorreados porque pintaba de pie, por eso tengo que pintar con los cuadros acostados, aunque cuesta más guardar las proporciones. Es todo un desafío. ¿Cuándo supiste que querías ser pintora? Toda mi vida supe que quería ser artista, pero nunca pensé que lo sería. Mi abuela mater- na siempre pintó. Estudió un año en el Bellas Artes, fue compañera de Matilde Pérez, pero cuando mi abuelo supo que pintaba hombres piluchos la sacó de un ala. Fue ella la que me enseñó las proporciones del rostro. Nos sentá- bamos a pintar por horas. El taller de la encantadora Camila Cafatti es alucinante. Amplio y luminoso, alberga cuadros de cada una de sus etapas como artista, hasta llegar a los retratos hechos con esmalte, el sello que la caracteriza y que con el tiempo ha dominado a la perfección. “Siento que estoy en el camino, que he logrado ser reconocida por mi técnica”. Por Macarena Ríos R./ Fotografías Andrea Barceló A.

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