TELL MAGAZINE FEBRERO 2021
T docas y doquillas de vivos colores, los cactus, las suculentas, las macollas y las grandes piedras o rocas dispuestas entre medio. El lugar cuenta con tres hectáreas de las cuales sólo se han construido mil ochocientos metros. Por lo que hay mucho espacio libre, para jardinear y pasear. Las habitaciones son doce. Y se reparten en seis módulos, o pequeñas naves que tienen el mismo hilo conductor que el restaurante, las mismas líneas modernas, simples, de madera, con grandes ventanales que dan hacia la playa. Todas están ubicadas abajo del restaurante, separadas entre sí, lo que aporta una independencia y privacidad únicas. Para ir con los niños, hay cuatro habitaciones que se unen a través de una puerta. Lo mejor: tienen salida a la playa, algo único y la gran diferenciación de este hotel. El mar se ve de todos lados, y tiene una pequeña terraza en donde se puede pasar horas disfrutando la vista. Las instalaciones del hotel también están pensadas para la familia; cuentan con una escuela de surf , una escuela de skate , con un bowlpark para practicar este deporte, un muro de escalada, una piscina con hot tu b, y además una zona de camping, perfecto para que los más pequeños disfruten de esta experiencia. “Además hacemos paseos de stand paddle y kayaks en la laguna de Cáhuil y acá en Punta de Lobos, cuando no hay tanta ola”.
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