TELL santiago DICIEMBRE 2018
Agotadas las riquezas, el clima y el paso del tiempo fueron afectan- do el color y la textura de estos residuos, dándole curiosos aires de misterio a un panorama históricamente protagonizado por la lenga, árbol nativo que después del verano se transforma en un sello para la región. El colorido contraste que comienzan a tomar sus hojas a medida que se acerca el otoño invita a visitar la zona entre abril o mayo, cuando sus verdes hojas se tornan rojizas y la subida hacia la mina ofrece interesantes panorámicas, donde el turquesa, propio del lago General Carrera, contrasta con los ocres y naranjos de los cerros que lo circundan; un paseo sencillo de experimentar cami- nando. Son cinco kilómetros y el inicio del sendero está indicado justo a la salida de Puerto Guadal (dirección Chile Chico) con un vie- jo cartel donde, con un poco de esfuerzo, aún se lee: “Escondida”. Lo primero que desconcierta es la enorme construcción de madera gris y sucia que aparece, sin más, en medio del bosque. Justo al final de la última subida y, arrinconada bajo la ladera de otra suave quebrada, esta especie de cabaña a punto de caer inmediatamen- te despierta viejas historias de infancia; son las estructuras de la planta de concentrados que aún conserva su techumbre de tejue- la y algunas escaleras interiores. Como si la Patagonia le diera la bienvenida a los cuentos de Baldomero Lillo y fuese posible traducir
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