TELL santiago DICIEMBRE 2018
La Novena Sinfonía de Beethoven expresa un mensaje muy claro y profundo sobre la hermandad y la fraternidad en un hermoso texto escrito por Friedrich Schiller. Es la mejor manera de celebrar la hermandad en un país donde conviven personas de distintas nacionalidades, religiones y razas”. en una sociedad. Cuando uno estudia música, está en un constante autoconocimiento de sus fortalezas y debilidades, desarrollando los valo- res universales más profundos del ser humano. Cuando te conectas a diario con tu ser interior se crean seres íntegros y actúas, hablas y pien- sas desde esa integridad. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad individual de sumarse a esta integridad y no esperar que esa transfor- mación venga de afuera. ¿Por qué integrar no solo a profesionales sino también a la comunidad? El coro en la Novena Sinfonía de Beethoven, con su texto “Oda a la Alegría”, debe ser repre- sentado por la voz del ser común, y aunque el destino del hombre es la libertad, ese destino debe desembocar en la alegría. Este proyecto solo trae alegría a quienes están participando y queremos compartir esta alegría con todos quienes nos vengan a escuchar. MÚSICA EN LA MONTAÑA Pero esto no es todo. Terminando el Concier- to por la Hermandad a Alejandra le espera el Primer Festival Internacional de Música Portillo 2019, que creó porque está convencida de que “es importante generar espacios de formación musical de excelencia en Chile, pues muchos de nuestros jóvenes salen a buscar estas opor- tunidades en el extranjero”. El encuentro, que se llevará a cabo entre el 12 y el 22 de enero en el tradicional Hotel Portillos de la región de Valparaíso, tendrá un variado programa que incluye a músicos nacionales y extranjeros, además de una academia para la búsqueda de nuevos talentos en quintetos de vientos y cuartetos de cuerdas. ¿Cómo surgió la idea de un festival en Portillo? La idea nace luego de una reunión que sostuve con Michael Purcell, gerente del Hotel Portillo y Caroline Ward, fundadora de la Curatoría de Ta- lentos, Fanjul & Ward. Por muchos años y luego del trabajo que hice junto a la Orquesta Bicen- tenario de Curanilahue, surgió en mí la idea de crear una instancia para jóvenes músicos don- de se pudieran concentrar por completo en su formación musical como instrumentistas. ¿Por qué un festival específicamente? Porque es una experiencia enriquecedora que inspira a sacar lo mejor de cada uno en un medioambiente de mucho cuidado para el desa- rrollo humano y musical. Personalmente tuve la oportunidad de asistir a festivales de este tipo como violinista y directora; por ejemplo, el Festi- val de Aspen en Estados Unidos, donde además de estar con grandes músicos, conocí a quién se- ría mi futuro profesor de violín para mi máster y doctorado en la Universidad de Michigan. ¿Por qué enfocarse en obras para cuartetos de cuerdas y quintetos de vientos? La música de cámara es la esencia para un músi- co. El repertorio escrito para cuartetos de cuerdas es uno de los más profundos e importantes en la literatura musical, indispensable para el desarrollo de un músico íntegro. Para entender una sinfonía de Beethoven, hay que haber pasado por sus cuar- tetos de cuerdas op.18, los Cuartetos Razumovsky op. 59, por ejemplo, y así comienzas a conocer el lenguaje de una manera mucho más acabada. Cuando tocas en un quinteto de vientos o en un cuarteto de cuerdas, comienzas a entender cómo tu sonido, tu voz, se conecta con la de tu compañero. Aprendes a escuchar de verdad y comienzan a surgir preguntas. Es realmente hermoso. Haciendo música de cámara los con- ceptos esenciales para alcanzar un nivel de ex- celencia, se fortalecen. ¿Qué valor tiene para ti que haya agrupaciones nacionales e internacionales en este festival? El mundo musical es un mundo muy diverso y en esa diversidad es donde uno aprende a va- lorar al otro. Tener agrupaciones de diferentes partes de Latinoamérica hace que se cree un espacio para escuchar ideas, pensar y expresar- nos de maneras distintas, que finalmente con- vergen en el lenguaje común que es la música. ¿Qué valor le das al emplazamiento, al hecho de que sea en plena cordillera? La música y la naturaleza comparten algo en co- mún: la belleza. Para cultivar la belleza debes estar en un lugar que te predisponga a sentirla, vivirla, mirarla y crearla. La cordillera de los Andes, sin duda, es un espacio para nutrir el alma y conectar- se con la belleza que llevamos dentro. 29 tell. cl T
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