TELL SANTIAGO NOVIEMBRE 2019

Cuando Susannah terminó sus estudios quiso venir a conocer el país de Max Bello y su ONG. “Me fui de manera muy informal, me pagué el pasaje y Luke me ofreció sus hidrófonos para ver qué podía capturar de estos mamíferos en términos acústicos, y además, me contactó con Rodrigo Hucke, experto chileno en ballenas azules y dupla de Max”. Cuenta la experta que en ese entonces nadie estaba estudiando la acústica de las ballenas azules. “El equipo de esta ONG estaba trabajando en distintas cosas, como genética, fotoidentificación, distintas metodologías para entender mejor la identidad de la población de ballenas azules en Chile, distribución, comportamiento, dieta, pero nadie estaba haciendo acústica”. UN CANTO NUEVO Las ballenas azules son animales que se mueven a escala de una cuenca oceánica y suelen no cruzar otro hemisferio, a excepción de unos pocos ejemplares más aventureros. “Generalmente se mueven entre zonas de alimentación, que están en aguas polares o subpolares, como la Patagonia, y áreas de reproducción en aguas más tropicales, pero no lo sabemos con certeza. A nivel mundial nunca se ha registrado la copulación de ballenas azules. En Costa Rica se documentó una cría recién nacida, pero sigue siendo un misterio”. A nivel mundial, las ballenas azules tienen dialectos regionales. Tal como los humanos, no son lo suficientemente diferentes para considerarse subespecies, pero sí hablan otro “idioma”. “La gracia de la acústica es contribuir a responder la pregunta de cuál es la identidad de cada población”, explica. Hace cerca de trece años, no se sabía si las ballenas azules que se encontraban en el sur del continente eran de la Antártica y venían de paso, o si era una población chilena, y Susannah se propuso averiguarlo. En 2007, con veinticuatro años, Susannah llegó a la Patagonia informalmente con su equipaje demicrófonos submarinos. “Llegué a Melinka, un pequeño pueblo en el Archipiélago de las Guaitecas, al sur de Chiloé. No había estado nunca en Latinoamérica”. Cuenta que la primera temporada no logró grabar nada, entre fallas de equipo, problemas de motor con el barco y otros contratiempos, “pero quedé enamorada del lugar, de la gente, de las ballenas que vi, y pensé que ese lugar era muy especial.

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