TELL SANTIAGO NOVIEMBRE 2019
trayectoria fotográfica, sino también mi vida. Los vínculos que tengo con amigos fotógrafos son realmente intensos, profundos, con historias de vida memorables. Porque las historias en terreno son inolvidables. Una de las tomas más desafiantes que he hecho fue en Alaska, luego de un trekking de un kilómetro y medio para llegar a Brook Falls y encontrarme cara a cara con los osos. Meterse al río, sentir la corriente bajo mis pies, los salmones saltando por doquier, con el equipo en la mano tratando de mantener el equilibrio fue una aventura inolvidable que la repetiría mil veces. Porque te enfrentas a un animal en su hábitat natural y en su estado salvaje. Saber cómo moverte, cómo retroceder, cómo interactuar para obtener una foto sin poner en riesgo tu vida fue una experiencia increíble. Ver a los animales por primera vez frente a frente, lo grandiosos y maravillosos que son, es una de las sensaciones más potentes que he tenido. Trato de diferenciar mi estilo con el resto, desmarcarme de la típica toma. No practico la técnica perfecta. Acepto más las imperfecciones. Si aportan a la fotografía son igual de válidas. A mis alumnos les digo que las reglas están para quebrarse, pero si lo vamos a hacer, que sea intencional y no al azar. Dicen que los fotógrafos somos súper tímidos y que nos escondemos detrás de la cámara. Es un poco así. La gente que es fotógrafa, es sensible, es artista, le toma el valor a las cosas que ve. No tiene miedo a levantarse temprano, a pasar frío, hambre o sueño para esperar una escena. Estas situaciones no solo nos ponen a prueba y nos sacan de nuestra zona de confort, sino que nos hacen desarrollar nuestra capacidad de asombro frente a todo lo que nos rodea y que muchas veces no vemos”. T
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDQ4NTc0