TELL SANTIAGO NOVIEMBRE 2019

34 tell. cl “El ánimo de crear caos venía de hace días atrás. Incluso se estuvieron cortando calles desde Viña del Mar para que no llegaran las marchas. Ese domingo la masa de gente llegó en micros gritando, con banderas, botellas y latas de alcohol, incluso drogas. Muchos no venían con su traje de baño a pasar una tarde agradable, sino con el fin de generar miedo en los vecinos de Reñaca. Nosotros, como familia, estamos de acuerdo con las manifestaciones pacíficas; no se pueden negar todas las demandas sociales que este país necesita, pero el vandalismo no tiene justificación”. “Generalmente cerramos la atención de la hora de almuerzo a las 17:00 horas, pero ese día terminamos mucho antes, y mandé a mis empleados a su casa, pues el ambiente se sentía muy tenso. Desde temprano veíamos cómo estos grupos, de no más de cincuenta personas, pasaban con piedras del puente y miraban hacia dentro de nuestro local. Cubrimos nuestros ventanales y guardamos de la vista lo más importante, pero andaban con destornilladores, chuzos y distintas herramientas. Lo más preocupante —y como constató la PDI— fue cómo se fueron posicionando de esquina en esquina con celular en mano, desde el edificio del ex Long Beach, y de forma sincronizada botaron los basureros y armaron las barricadas”. “Los locatarios estamos seguros de que los disparos del gringo John Cobin no fueron los que desataron la furia, porque esto, con o sin ese acto reprochable, iba a ocurrir igual. Se ensañaron con nuestros vecinos de Ana Sushi, La Bruna, y tantos otros emprendedores que, como nosotros, viven de esto. Damos gracias que nuestra casa y restaurante no se quemó por completo, porque el techo es alto y los bomberos alcanzaron a actuar”. “La repercusión que tuvo la imagen de Mastrantonio en llamas fue tremenda. Nos empezaron a llamar para saber si estábamos bien. Lo vieron mis hermanas que viven en España e Italia; mi sobrina desde Australia y mi tía en Argentina. Muchos pensaron que nos habíamos quemado por completo. Afuera era una zona de guerra: destrozos, barricadas, lacrimógenas y gente corriendo”. “Cuandopudimosregresarencontramoslosrestosdedosfogatas donde tiraron todo lo que encontraron, incluso un televisor. La caja registradora estaba destrozada, el bar completamente saqueado, los vidrios reventados y había más de cincuenta piedras de gran tamaño esparcidas y tapas de cerveza. Al La repercusión que tuvo la imagen de Mastrantonio en llamas fue tremenda. Nos empezaron a llamar, hasta nuestra familia del extranjero, para saber si estábamos bien. Afuera era una zona de guerra: destrozos, barricadas, lacrimógenas y gente corriendo”.

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