TELL santiago NOVIEMBRE 2018

Pasan los años, las modas y las formas de hacer negocios, pero ellos no transan lo principal. Sus tradicionales frazadas siguen siendo hechas con lana virgen de ovejas chilenas, fabricadas ciento por ciento en el país y por la misma familia, que fue fundada por un genovés intrépido, trabajador y esforzado, que llegó a Chile siendo apenas un adolescente. Hoy sus hijos y nietos lo honran manteniendo las tradiciones, y la misma calidad de sus tejidos. Por María Jesús Sáinz N. / Fotografías Andrea Barceló A. Federico y Antonella Casaccia el castillo “ No existe en Chile mejor máquina para hilar que la que tenemos acá”, dice Federico Casaccia mientras recorre la Fábrica Nacional de Colchas, que es el nombre que está moldeado, desde 1933, en la fachada del edificio, ubicado en la comuna de Recoleta en Santiago. El sitio, un verdadero espacio con valor patrimonial, cuenta a cada paso la historia de las tradicionales frazadas El Castillo, que comenzara a forjarse hace más de un siglo, cuando su abuelo desembarcó a los quince años de edad en las costas de Valparaíso. Como tantas historias de inmigrantes, el relato está marcado por la guerra, el hambre y las ganas de triunfar. Cuenta que Federico Casaccia Solari, a fuerza de trabajo e insistencia, logró crear el negocio de abarrotes más grande de Coronel, “El Tropezón”, en la región del Biobío, cuando —a

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