TELL santiago NOVIEMBRE 2018
Cuando un colegio o curso funciona de tal manera que el del lado es tan indispensable para mí como yo para él, y todos nos necesitamos para llegar a nuestras metas, es imposible que haya maltrato”. que me di cuenta de que una niñita lo estaba pasando mal en el colegio y me cayó la teja de que esto era algo que le pasaba a más personas”. Fue así como con apenas catorce años se acercó a la directora del colegio y armaron una primera forma de intervención concre- ta. Desde entonces no han parado. En la Fundación Volando en V han realizado cientos de acciones, en decenas de colegios, y con la misma idea, es decir, donde los alumnos mayores ayudan a los más pequeños, como hicieron con ella en su momento. Dice que la mejor manera de entender el centro del método que uti- lizan es observando a las aves migratorias. “Los pájaros vuelan en forma de ve corta. Este sistema funciona porque cuando un pájaro vuela adelante, le hace el vuelo más liviano al de atrás. Sin este sis- tema, no podrían recorrer las distancias que recorren. El líder tiene una carga más pesada y se turna con otro. Cuando uno tiene que parar, todos paran y lo acompañan y después siguen”. Explica que como fundación quieren generar esemismo ambiente de apoyomutuo, capaz de prevenir situaciones demaltrato. “Los pájaros nos muestran una serie de ejemplos de compañerismo y, en definiti- va, cuando un colegio o curso funciona de tal manera que el del lado es tan indispensable para mí como yo para él, y todos nos necesita- mos para llegar a nuestras metas, es imposible que haya maltrato”. VÍCTIMAS, VICTIMARIOS Y ESPECTADORES Hoy Andrea estudia Ciencias Políticas en la Universidad Católica, pues quiso una carrera que le ayudara a “tener un pensamiento crítico de la sociedad”. Además de su reciente premio fue elegida entre los cien jóvenes líderes de El Mercurio en 2017 y premiada ese mismo año por Mujeres Influyentes. “Mi labor más desafiante es divulgar el trabajo de la fundación más que mi nombre, pero de todos modos estos reconocimientos le dan una plataforma visible a la fundación”, dice con humildad, a pesar de que a estas alturas es una experta en el tema. ¿Cómo ha cambiado el fenómeno del bullying desde que empe- zaste hasta ahora? Yo creo que como sociedad estamos dando pasos positivos. Con la ley sobre violencia escolar ya tenemos un nombre específico para el fenómeno y una obligación para los colegios de tener un protocolo y un encargado de convivencia. ¿En qué ha aportado? En que los colegios ya no pueden pasar este tema por alto. Antes estaba muy naturalizado y hoy como sociedad somos menos tolerantes ante cualquier tipo de maltrato. Y eso es un paso importante, porque trae como consecuencia que se destapen muchos más casos. Pareciera que tenemos un problema mucho mayor, pero en realidad tenemos el mismo problema de siempre solo que ahora le ponemos un nombre. ¿Cómo es la ley que tenemos y para dónde de- biera crecer? Hay que cambiar el lenguaje con el que se trata el tema. Tenemos que hablar de conceptos más am- plios para que se puedan abordar más tipos de ca- sos, y también hay que ser un poco más claros en cómo trabajarlos, porque te exigen un programa, pero no te dicen qué elementos importantes debe tener. Otro tema que estamos trabajando con la Seremi de educación a través de la confección de manuales, es incorporar el cyberbullying a la ley. ¿Por qué? Porque el maltrato que se da por plataforma ciber- nética, tiene reglas completamente distintas. Se expande en cinco segundos, es anónimo, protege mucho al agresor, involucra muy fácilmente a per- sonas que no tienen acceso a ti (o sea, te puede molestar alguien desde otro país) y si te cambias de colegio el problema te persigue. En el fondo se dan una serie de fenómenos que como sociedad no sabemos manejar. ¿Cuál es la solución? La solución no es cortar el Internet, sino enseñar a usarlo y entender que la realidad virtual tiene que seguir los mismos valores que la realidad en persona. 29 tell. cl
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