TELL santiago OCTUBRE 2018
Acciones solidarias se están moviendo alrededor de él. A través de la venta de sus obras, sus amigos buscan conseguir recursos para que este pintor pueda seguir habitando su barrio de toda la vida, disfrutando de su jardín y creando nuevas obras. Por María Jesús Sáinz N. / Fotografía Pablo Wilson. ENTREVISTA josé luis vergara bezanilla El hombre José Luis Vergara Bezanilla pintor que abandonó el MUNDO E ntrar a su casa es una verdadera aventura. Una pequeña verja, abierta de par en par, indica un sendero estrecho y sinuoso que avanza por lo que parece ser un bosque. No es un terreno plano, como todos los sitios del barrio Jardín del Este, en Vitacura, sino uno lleno de montículos, que llegan hasta la altura de la pandereta, y enormes ár- boles frondosos. Un día, hace más de cuarenta años, este fue un jardín comme il faut , dice en francés José Luis Vergara Bezanilla. “Versallesco. ¡Una mesa de billar!”. Había pasto, algunos árboles y orden. Hoy, al igual que su dueño, no sigue las reglas convencionales. Es una masa de naturaleza y vegetación desbordadas. Miembro de una familia tradicional de once hermanos y abogado de profesión, Vergara Bezanilla —como le gusta que le digan porque “soy hijo de un padre y de una madre”— dejó su trabajo para vivir una vida sencilla, pintar, leer, meditar y regar su jardín. Su casa, con una sala de doble altura y grandes ventanas que dejan entrar la luz del día, está plagada de papeles, obras terminadas e inconclusas, lápices de colores, libros, fotos familiares y, al fondo, una mesa donde hace poco ha almorzado algo sencillo. “Necesito muy poco para vivir y muy poco deseo eso que necesito”, dice.
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