TELL santiago OCTUBRE 2018

crisis suicida, y se formó como instructora de Gate Keepers , es decir, personas de la comu- nidad que se entrenan en habilidades básicas para detectar si alguien está mal: se acercan, preguntan, acompañan y derivan. Hoy está ha- ciendo un diplomado en abuso sexual infantil. “El 2014, por otras razones, me contacté con José Andrés Murillo, de la Fundación para la Confianza, y él con mucho cariño me ofreció su equipo de profesionales y su oficina para tra- bajar en mi tema. Llevaba mucho tiempo jun- tándome con los jóvenes que requerían apoyo en las plazas, en cafés. Ahí partió la fundación propiamente tal y fue de la mano de esta otra fundación que atiende a personas que han su- frido abuso sexual y que muchas veces, han pensando en suicidarse. Hoy pertenecemos a la Red de Equipos de Prevención de Suicidios.” ¿En qué consiste el apoyo que se les da a los jó- venes? Tenemos un equipo de psicólogos voluntarios que acompañan, escuchan, abrazan —por su- puesto que con capacitación previa—, y hoy estamos ampliando nuestro equipo para poder atender a más gente de manera personaliza- da. Nosotros lo que hacemos es básicamente contener la crisis, es decir, cuando los chiqui- llos están al borde del suicidio; de ahí los de- rivamos a un psicólogo o psiquiatra según sea la necesidad. ¿Se pone en aviso a la familia? Antes de que empiecen a hablar, tienen que darnos el contacto de un familiar, un número de donde los jóvenes buscaban métodos para suicidarse. Empecé a escribirles y les comenté que mi hijo se había suicidado, y que probablemente el sintió que nadie lo había escuchado. Me creé un email y los invité a escribirme. Me empezaron a llegar muchos co- rreos, muchos llamados, me di cuenta de que había muchos que estaban muy solos. ¿Tenías en ese minuto las competencias para poder realmente apoyarlos? Me había leído un turro de libros. Al principio igual me ponía histéri- ca, pero no me escandalizaba. Empecé a darme cuenta de que era súper importante validar lo que me decían. Uno acompaña y la invi- tación es a que te cuenten por qué están sufriendo. Muchas veces el solo hecho de poner en palabras lo que la persona está sintiendo y que el otro te escuche y valide, alivia. Varias veces me han dicho que soy la primera persona que los entiende, y no es que yo sea tan especial, sino que es un método tan simple y auténtico, que me pregunto por qué no se nos enseña esto en el colegio. Siguió estudiando y hasta el día de hoy no para. Hizo dos di- plomados en psicología, estudió en EE.UU. intervención en Uno acompaña y la invitación es a que te cuenten por qué están sufriendo. Muchas veces el solo hecho de poner en palabras lo que la persona está sintiendo y que el otro te escuche y valide, alivia”. 42 tell. cl

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