TELL santiago OCTUBRE 2018
20 tell. cl La gran carrera Por Maximiliano Mills | maxmills.com CINE paralelo E sta es de esas películas que aunque no la hayas visto desde el comienzo, en la escena que caigas te captura de inmedia- to, ya sea por su vestuario, por los acto- res, por las locaciones o por la música, y resulta imposible cambiar de canal. La gran carrera es una comedia estrenada en 1965, protagonizada por un reparto estelar, integrado por Jack Lem- mon, Tony Curtis, Natalie Wood, Peter Falk y Vi- vian Vance. Fue dirigida por Blake Edwards y co- escrita por este junto a Arthur A. Ross. Lamúsica fue compuesta por su clásico asociado, el gran Henry Mancini. La película tuvo un presupuesto de docemillones de dólares, lo que la elevó a ser la comedia más cara de la época. La historia comienza relatando la inmensa ri- validad que existe entre “El Gran Leslie” (Tony Curtis) y el “Profesor Fate” (Jack Lemmon), a comienzos del siglo XX. Leslie es un héroe clá- sico, siempre vestido de blanco, bien parecido, seductor y exitoso. Su némesis es Fate, el tra- dicional villano vestido de negro, con bigote y sombrero de copa. Leslie lo desafía a una ca- rrera automovilística desde Nueva York a París. Otros propietarios de automóviles también en- tran a la carrera, incluyendo el del dueño del periódico más importante de Nueva York. Su auto fue conducido por la periodista Maggie DuBois (Natalie Wood). El guión está inspirado en el legendario evento automovilístico de 1908, que fue la carrera de Nueva York a París. El auto blanco del protagonista llamado “Leslie Special” fue especial- mente construido por Warner Brothers como una réplica, para pare- cerse lo más posible al “Thomas Flyer”, el auto que ganó la carrera Nueva York-París. La gran carrera es una película imposible de ol- vidar por su escena con la guerra de las tortas, la que requirió de seis días para ser filmada (se utilizaron más de cuatro mil tortas). La escena dura casi cincominutos y solo las tortas costaron dieciochomil dólares. En los anales de la cinema- tografía es considerada la más grande guerra de tortas jamás filmada. Si hay algo que verdaderamente extraño en el siglo XXI es cómo ha ido desapareciendo el gé- nero de la comedia. No tengo nada contra las escapistas y megalómanas historias nacidas en el universo de las historietas que fueron lle- vadas al cine, como los súperhéroes de Marvel. O de esa fábrica de mundos paralelos en serie que comenzó con Harry Potter y El señor de los anillos . Pero... ¡cómo extraño las películas de La pantera rosa y su diamante robado ! O La fiesta inolvidable (1968) —todas de Blake Edwards—, sin olvidar a la icónica El mundo está loco, loco, loco (1963), No hagan olas (1967), Servicio nocturno (1982), ¿Qué pasa Bob? (1991) o la trilogía de Austin Powers (1997-2002). Aún no encuentro la respuesta para esta sequía-de- comedias, pero quizás es efectivo que hoy el hecho de pasar horas y horas pegados frente a una pantalla luminosa, haya enterrado la más esencial de las manifestaciones humanas: ¡matarnos de la risa! Fue durante un verano en Punta Arenas, a fines de los setenta, cuando vi en la casa de unos tíos donde me alojaba la película La gran carrera. Todavía eran los tiempos con televisores en blanco y negro, y como en esa época Televisión Nacional de Chile no llegaba con su señal en directo hasta Punta Arenas (y su archivo de películas era reducido), deben haberla repetido unas tres o cuatro veces durante ese verano—por lo que volví a verla de principio a fin—, aunque tiene una duración de casi tres horas.
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