TELL SANTIAGO SEPTIEMBRE 2018
38 tell. cl S entarse a ver cómo cae la lluvia, en torno a una cálida chimenea, y de fondo un verde jardín que recuerda a los paisajes del sur; o comer un delicio- so almuerzo casero con pescados recién sacados de la caleta, son algunos de los encantos que han atraído a turistas nacionales y extranjeros a Hotel Casa Zapallar. Este acogedor hotel boutique es un proyecto del matrimonio de Carolina García de la Huerta y Francisco Piriz, quienes, con sus seis hijos, veraneaban todos los años en Zapallar. Así nació la idea de replicar esta experiencia familiar y de reunión en un lugar que en- tregara un servicio de primer nivel. “La casa original era de un per- sonaje del pueblo: Pedro Erlwein, un pintor que fue muy conocido en la zona y que, además, era anticuario. Un día mi papá vio afuera un cartel que decía ‘antigüedades’ y como a ambos les apasiona- ba el tema se hicieron amigos. Cuando puso el lugar a la venta se dio la oportunidad y mi padre compró la casa, de la cual se man- tienen muchos de sus muebles, cuadros y parte del jardín”, cuenta Daniel Piriz, administrador. El arquitecto a cargo fue Diego García de la Huerta, que tuvo como desafío un terreno con una acentuada pendiente, con denso follaje en sus bordes. Así proyectó un hotel de siete habitaciones —todas con sol norte—, que funcionara como una casa, pero conservando ciertos elementos de la antigua construcción. Espacialmente, el proyecto busca abrirse hacia los cerros de Zapallar y, a su vez, vol- carse al interior por medio de dos patios longitudinales, que bañan de luz las circulaciones. Sobre una losa de hormigón armado, a modo de mesa, se levan- tó una estructura de acero forrada en madera de roble hualle, al El arquitecto a cargo fue Diego García de la Huerta, quien proyectó un hotel de siete habitaciones —todas con sol norte—, que funcionara como una casa, pero conservando ciertos elementos de la antigua construcción. ESPACIO inmobiliario
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