TELL SANTIAGO SEPTIEMBRE 2018
70 tell. cl dueño de casa, o a cualquiera que conteste el teléfono, si esa visita puede entrar. Entonces la persona accede con la autoriza- ción de la casa siempre. Y lo que nosotros hacemos es, en vez de que llame el guardia, que el residente le mande la invitación a la visita directamente. Así el guardia deja de ser un secretario y se transforma en vigilante. NUEVA TECNOLOGÍA Juan Pablo Lizana ya había fundado otras empresas cuando Claudio le presentó este proyecto. “Me pareció un desafío tan interesante, que me vine de cuerpo y alma a desarrollar esta plataforma”, dice. Se trajo a su equipo de ingenieros, arrenda- ron una oficina y luego de un año de trabajo, pudieron llegar a un producto “robusto, confiable y que solucionaba las problemá- ticas que demandaba el acceso a una casa”. ¿Cuáles eran esas demandas? Que las personas entraran a sus casas en el menor tiempo posible, que las visitas fueran autorizadas de manera directa y que funcionara siempre, sin errores. ¿Fue un desafío muy grande? Hubo muchas cosas que no estaban implementadas en ninguna parte, como la criptografía que hay detrás de la tecnología de Safe- card, que fue algo que nosotros desarrollamos y que computacio- nalmente todavía no se ocupa masivamente. Los algoritmos picto- gráficos que ocupamos, también. Es un tema muy técnico. ¿Qué fue lo más difícil? Las herramientas que necesitábamos no estaban y las tuvimos que desarrollar. La electrónica, el software, la aplicación, todo, lo hicimos por ejemplo, y estos pueden entrar, pero ¿cómo le puedesmandar la tarjeta física o el control remoto a una visita? Entonces lo que hicimos fue cambiar el concepto más básico y poner el mundo actual en el negocio del control de acceso. ¿Y cómo es ese mundo? Un mundo donde las personas buscan tratar de resolver los problemas con la menor cantidad de intermediarios posibles. ¿La idea es reducir los guardias? La idea es que los guardias tengan tiempo para vigilar las cámaras y hacer rondas de seguridad, y no que estén ocupados con trabajos de recepcionista. Es lo mismo que las cajeras de supermercado. Ellas no están ahí para determinar si tú puedes pasar o no con tu carro. Ellas están ahí simplemente para supervigilar una transacción que haces directamente, como cliente, con el supermercado. Si el cliente pasa su tarjeta y tiene plata, entonces puede pasar el carro, si no, no pasa. Para nosotros es lo mismo que tiene que ocurrir en una portería. Si tú traes la invitación, pasas, si no la traes, no pasas. ¿Y cuál es el cambio que esto genera? Estamos transformando la seguridad centralizada que existió históricamente, porque no había cambiado mucho desde el tiempo de los romanos custodiando los accesos con lanzas. Nosotros lo que hicimos fue hacer parte a la comunidad del control de acceso. Cada vez que entra una visita a la casa te llega una notificación a tu teléfono que te dice entró el jardinero, Pedrito o Juanito. Del control de acceso centralizado en un guardia, se pasa a un control colaborativo, social, donde todos somos responsables. ¿Y eso no es más inseguro? En realidad, lo que hacen los guardias hoy es preguntarle al
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