TELL SANTIAGO SEPTIEMBRE 2018
69 tell. cl Es el sistema de gestión y control de acceso a propiedades más moderno del mundo. Sus creadores, tecnología y capital son chilenos. Hasta ahora, solo existe en nuestro país, aunque sus inventores anuncian que eso muy pronto va a cambiar. Por María Jesús Sáinz N. Fotografía Andrea Barceló A. Safecard Una genial T odo comenzó hace algunos años cuando Alberto Rochet quiso entrar a Marbella, en Puchuncaví, y una larga fila de automóviles atrasó su cometido. El guardia de seguridad encargado de la portería pedía los datos a cada una de las visitas y las anotaba en un papel, mientras la hilera de vehículos comenzaba a obstaculizar la carretera que une Concón con Zapallar. Presionadoporlosreclamosybocinazos,finalmente el guardia colapsó, abrió la barrera y dejó entrar a todas las visitas sin control. ¡Qué locura que nuestra seguridad, nuestras familias y nuestros bienes dependan del criterio de un guardia!, pensó, y decidido a encontrar alguna solución más tecnológica para proponer a la administración del condominio, terminó descubriendo que, en realidad, no había nada ni en Chile ni en el mundo. Era la oportunidad de crear algo nuevo. Le comentó el episodio a Claudio Juliá y juntos comenzaron a desarrollar la idea. Uno creía que debía ser un código que se enviara por mensaje de texto. El otro, una aplicación. Como sea, hicieron un modelo y recurrieron al ingeniero civil informático, Juan Pablo Lizana, con quien Claudio había trabajado en el pasado, y que en cuanto escuchó la idea se enamoró del proyecto. “Nosotros somos los que conceptualizamos el ne- gocio, que creamos el concepto, pero esta idea no IDEA tenía ninguna posibilidad de éxito si no contábamos con alguien en el equipo que viniera del mundo de la tecnología, que pudiera entender el concepto y desarrollarlo”, dice Claudio. TARJETA SEGURA El sistema funciona así. Las barreras operan sin intermediación de guardias, ni tarjetas, ni controles remotos. Simplemente el sistema lee la patente del automóvil y las abre. En el caso de las visitas, a través de una aplicación, son los mismos residentes quienes envían la autorización de acceso. Ellos pueden decidir si les permiten entrar con la patente, activando la barrera desde el móvil o dando lectura a un código QR. Todo acceso y salida es informado de manera inmediata a los residentes y vigilado por un sistema central. Puesto así, parece lógico; sin embargo, Claudio dice que hace cuatro años, cuando surgió la idea, no había nada parecido en el mercado. ¿En qué estábamos? Había tarjetas que abrían barreras, el típico control remoto tradicional que la gente usa para abrir el portón y nada más. ¿Y cuál era el problema? Laverdadesqueelgranproblemadevulnerabilidad no se produce cuando se quiere controlar a un residente, porque para los residentes haces un proceso de enrolamiento donde entregas tarjetas,
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