TELL SANTIAGO SEPTIEMBRE 2018
brisa que, de tanto en tanto, despliega ciertos grises de nostalgia por un pasado que se aferra a las tierras de sus muertos. LA TRILOGÍA SUSTENTABLE En un pueblo donde los pensionados son ma- yoría y hay menos de cuarenta niños en la es- cuela, se aprecian las iniciativas de personas como Cristián Weber. Joven de veintinueve años que nació en Puerto Aysén y, al terminar sus estudios de ingeniería en Santiago, eligió volver a la región para desarrollar su proyecto Alma Verde, un camping sustentable donde tra- baja intentando vivir con un impacto neutro y, ojalá positivo, hacia el medioambiente, a tra- vés de la recuperación del bosque nativo y la permacultura. “Usamos baños secos o de compostaje para separar lo líquido de lo sólido. Aquí en vez de ti- rar la cadena tiras una palita de aserrín que va a un tambor donde lo sólido se descompone de forma limpia, en un año se transforma en com- post y queda listo para reintegrarse al bosque”, cuenta Cristián, mientras va recogiendo unas za- nahorias de su huerto, construido con ayuda de voluntarios, porque aunque pasa la mayor parte del tiempo solo, ha tenido la fortuna de contar con muchas manos para trabajar el campo. Es entre octubre y noviembre que llegan los pri- meros turistas, motivados por pasar una tempora- da en la Patagonia, aprendiendo y desarrollando iniciativas verdes. Porque Cristián, al igual que Stefan, las artesanas de Chelenko y la mayoría de los guadalinos, apuesta por un turismo sustenta- ble que crece a partir del desarrollo de la cultura e identidad local, integrando al medio ambiente y potenciando la calidad de vida de sus habitantes.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDQ4NTc0