TELL SANTIAGO AGOSTO 2018
68 tell .cl ¿Hay mucha nostalgia? Sí, pero nostalgia buena, por decirlo de alguna manera. Por ejemplo, recuerdos del primer amor que pidió pololeo con una esquela de Village. His- torias así de potentes. Por eso decidimos cubrir el segmento que es el que vivió con la marca desde niño, que hoy puede ser un papá o una mamá, y también dirigirnos al nuevo grupo que no nos conoce, como los niños y los adolescentes. ¿Cómoleshaidoconesasnuevasgeneraciones? Son generaciones que han ido aprendiendo de la marca por afinidad con los productos, porque le gusta lo que ofrecemos, y también porque la mamá le dice ojo, mira, estas son las cartas que tu papá me escribía. PRESENTE Y FUTURO Luego de los estudios de mercado, el siguiente paso fue volver a conectarse con los clientes. Fueron décadas de bonanza hasta que la empresa quebró en 2005. Los hermanos Gleiser y sus descendientes volvieron a empezar con Happy Days, una tienda online de tarjetas, regalos y bolsas, mientras que la marca Village fue comprada por el grupo Rhein, que ha iniciado el proceso de volverla a abrir. EL RENACIMIENTO Carla García ha sido, en los últimos años, la encargada de hacer posible que la marca renazca. Ella misma pertenece a ese segmento etario que recibió tarjetas, coleccionó esquelas, pidió un peluche a sus padres o compró la agenda de moda. “En su momento, ir a la tienda a ver lápices, tarjetas para el día de los enamorados o peluches era todo un panorama. Era lo único que había y uno podía pasar horas”, recuerda. Sin embargo, el mercado cambió y muchas tiendas empezaron a traer representaciones. Se perdió la exclusividad, vino el fracaso y entonces, el desafío de recuperar la fuerza inicial y triunfar en el mundo de hoy, se convirtió en un propósito muy grande. “Nos hemos tomado tiempo en relanzar lamarca, porque hay que entender qué es lo que necesita la gente de hoy, que no es lo mismo que en los años ochenta o noventa. Hicimos un estudio para entender por dónde tenía que ir este relanzamiento”. ¿Qué descubrieron? Que el poder de la marca es increíble. Tiene un nivel de recordación y de sentimientos positivos súper fuerte. Estamos hablando de un grupo etario que va desde los veinticinco años hacia arriba, que reconoce la marca. En todos los módulos tenemos unos cuadernos para dejar un comentario y la verdad es que puedes llegar a llorar leyendo las historias que escribe la gente. La otra vez una chica me contaba que había estado ordenando y encontró una carta de su papá, ya fallecido, que se la había escrito en una esquela de Village”.
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