TELL SANTIAGO AGOSTO 2018
Para más información, escribir a smcarrasco@vtr.net N imrud descendía directo de Noé, y habría creado el primer reino después del Diluvio. Noé tuvo por hijo a Cam, y este a Kush, que fue el padre de Nimrud. Dice la Escritura que “Nimrud fue el primero en llegar a ser poderoso en la Tierra”. Su reino comprendía las ciudades de Babil (Babel o Babilonia), Erech (Uruk), Nínive, y toda la tierra de Sinar. “Pero, siendo un arrogante cazador, se opuso y desafió a Yahvé” (Géne- sis 10,9); e inició la construcción de la Torre de Babel, con gran despliegue de trabajadores, ingenio y tecnología (se usaron ladri- llos cocidos pegados con argamasa de brea). Por eso en la Masonería se tiene a Nimrud como uno de los próceres. La fama de su nombre inunda toda la zona del Mar Negro y alrededores. Aparece en historias locales de diversos pueblos; y muchos dicen que sus líderes y campeones ancestrales descienden del legendario rey Nimrud. En leyendas más tardías y recogidas por la literatura árabe a partir de escritos clementi- nos (es decir, la colección de documentos re- unidos por el papa San Clemente I) a Nimrud se le llama fundador de ciudades y padre de naciones, incluso se dice que es el mismísi- mo Zaratustra (Homilías 9.4-6). En el Kitab al-Magall o Libro de los Rollos se celebra su regia estampa y empuje constructivo: “Edi- ficó Hadâniûn, Ellasar, Seleucia, Ctesiphon, Rûhîn, Atropatene, y Telalôn”. En un escrito del siglo IV llamado Cueva de los tesoros, dice que Nimrud fundó Nisibis, Edessa y Harran; también que fue el primer rey en usar corona, objeto de poder que tenía por nombre Santal. El mismo relato está en otra obra conocida como El conflicto de Adán y Eva con Satanás (siglo V). Nimrud captura al mal, que deambulaba suelto aún por la Tierra, y lo encierra en una profun- da caverna; y con esa proeza se congració con Dios. El gran cronista árabe Al Tabari (siglo IX) recoge y ordena gran cantidad de leyendas antiguas en su libro Historia de reyes y de profetas. Le dedica un buen espacio a Nimrud, y dice: “Nimrud construyó la Torre de Babil con lo que provocó la ira de Alláh. En- tonces, el Altísimo no sólo destruyó la Torre, sino confundió a los hombres que olvidaron la antigua lengua universal que les daba armonía y comprensión, y desde entonces hablan las setenta y dos lenguas del mundo. Es la causa por la cual la ciudad de Ba- bilonia quiere decir confusión”. Nimrud o Nino, rey de Asiria, y su bella reina Sémiramis, inspira- ron a Voltaire quien escribió la tragedia del mismo nombre en la que se basó Gioacchino Rossini para componer la ópera Sémira- mide (o Sémiramis, que es lo mismo). ¿Qué más hay de Nimrud, aparte de música? Noticias lejanas, como las que llegaron des- de el Medio Oriente hasta diarios locales. Al iniciarse el año 2015, las tropas del Estado Islámico destruyeron las venerables ruinas de la ciudad de Kalkhu (Calaj o Kalakh), dis- tante 30 km al sudeste de Mosul. Kalkhu fue capital de Asiria, y junto a Assur, Nínive y Dur Sharrukin, también fue levantada por Nimrud. Recordé a este personaje legendario que des- de la antigüedad fue asociado al concepto del mando y el poder, viendo el tenaz desempe- ño de nuestro propio Nimrud que se esfuerza por hacer grande el Reino de Chile. Sin duda un buen reconstructor; más cuando entre sus filas hay también tozudos levantadores de to- rres, cosa loable si sucede en armonía y enten- dimiento. Peromeacongoja ver cadadía cómo, sin siquiera intervención del Cielo, se ha ido confundiendo la lengua. El tema no debe pres- tarse para bromas pues son de pésimo gusto. Al hablar antemultitudes (ahí la “e” sí está bien puesta) no se puede comenzar refiriéndose a todos, todas y todes. ¡Espantoso! No hagamos de Santiago otra Babilonia. No ha de aceptarse la aberración lingüística, ni la venenosa doctrina del gé- nero, ni esa insistencia en retorcer y desfigurar el lenguaje. Como corolario para los que les gusta la historia y piensan que a veces se repite, después de Nimrud y su éxito derrotando el Mal, siguió Sémiramis, que reinó conmano firme e instauró la religión del Sol; hizo crecer a Asiria, llegando su potencia e influencia tan lejos “que hizo temblar a las montañas”. Según varias leyendas del Cercano y Medio Oriente, Nimrud fue el primer rey de la historia. Se le asimila a Ninus, el fundador de Nínive, y también a Accad, el fundador del reino Acadio. asia donde vamos Por Sergio Melitón Carrasco Álvarez Ph.D. 64 tell. cl Nimrud y la confusión del lenguaje
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