TELL SANTIAGO JUNIO 2019

T antauco es un parque privado —propiedad de Fundación Futuro— con más de cien mil hectáreas protegidas, un proyecto que desde su creación, en 2006, se desarrolla y trabaja para llegar a ser un destino de naturaleza sustentable, conservando ecosistemas propios de la isla de Chiloé, con el objetivo de ofrecer una experiencia de profundo contacto con la flora y fauna nativa. Ubicado en la zona costera de la comuna de Quellón, ocupa más del diez porciento del territorio de la isla, una especie de paraíso perdido donde los visitantes suelen ser absorbidos por el silencio y la soledad. Y es que al lugar sólo llegan buses en verano (agencias turísticas) y, si bien la zona norte es accesible en vehículos altos o camionetas, el sur solo puede ser alcanzado caminando durante varios días, en lancha o avioneta. En Castro, el apart hotel Palafito Azul, a tan solo pasos de las oficinas del parque, es un excelente y cómodo punto base para organizar el viaje que toma cerca de cuatro horas hasta el Lago Yaldad, primer acceso norte con tres senderos cortos para hacer en familia durante el día y descubrir, entre otros atractivos, la historia del Mañío Abuelo. Veinte kilómetros más al sur aparece el Lago Chaiguata, los domos, el camping y senderos más largos como el “ Bosque Hundido ” y “ Los Ñirre s”, realizables en una mañana o tarde. Las avionetas a Inío también salen de Castro y son la forma más rápida de acceder a la zona sur del parque. En menos de cuarenta minutos de sobrevuelo el horizonte comienza a mostrar los detalles de esta sencilla caleta completamente apartada del continente; se aprecia también la extensión y el verde predominante del sendero Transversal, que en cincuenta y dos kilómetros recorre de norte a sur el parque. Este trekking autoguiado es de alta dificultad y requiere experienciaparaatravesar en solitario importantes áreas de turberas (humedales compuestos por materiales vegetales que acumulan mucha agua) que, en ocasiones, obligan a moverse con el agua sobre los talones. El ciprés de las guaitecas, los bosques de tepú y los famosos siempreverdes acompañan a los osados caminantes que deciden entrar en completa inmersión con la naturaleza durante cuatro o cinco días de total desconexión con el exterior.

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