TELL SANTIAGO JUNIO 2019

F: Trabajamos con un residuo que no es fácil, no es como el plástico de bo- tellas que si bien hay que hacerle un tratamiento para su reciclaje no tiene mal olor. Por eso era primordial contar con una infraestructura adecuada. Además, era necesario disponer de campanas de extracción para asegu- rar nuestra salud, pues estaríamos expuestos a mucha toxicidad. Por eso trabajamos con mascarillas especiales. ¿En el grupo hay fumadores? Ninguno, fue un requisito para integrar Imeko (ríen). No estamos en contra de los fumadores ni los criticamos, eso es responsabilidad de cada uno, pero no queremos incentivar que la gente fume. DE COLILLAS A POSAVASOS “En la primera etapa recibimos las colillas, se desprende el papel, el res- to de cenizas y el tabaco a través de un proceso muy eficiente, que está bajo secreto industrial. Luego, nos encontramos con la fibra que aún está sucia (con miles de compuestos tóxicos) y la pasamos por un tratamiento de limpieza químico y sustentable creado por nosotros. Como el filtro del cigarrillo está hecho de plástico lo recuperamos limpio, y este pasa a ser nuestra materia prima para elaborar otros productos”, señala Felipe. ¿Cuánto se demora ese proceso? Una semana, desde que recibimos las colillas hasta que quedan reduci- das a chips de plástico, llamado acetato de celulosa, que es el mismo con que se hacen los vinilos o marcos de los lentes. Estos chips o pellets los llevamos donde una empresa de plástico de Viña del Mar para moldearlos y luego podemos obtener diversos objetos. ¿Cuántos objetos han desarrollado? Por ahora solo posavasos en distintos colores y diseños serigrafiados que lanzaremos en julio. Nos hemos demorado, porque ha sido una larga eta- pa de desarrollo e investigación, pero queremos seguir con una línea de decoración con maceteros y ceniceros. Estos se pueden volver a reciclar… F: Sí, en sí mismos son reciclables, podrían volver a la cadena de va- lor para tomar otra forma o volver a ser el mismo producto renovado. 33 tell. cl No van a quedar tirados en el medio ambiente como las bombillas desechables o las mismas colillas. Una colilla puede estar botada por diez años hasta que se empiece a degradar, pero en ese intertanto sigue arrojando microplástico tó- xico al medio ambiente. RECOLECCIÓN “Los contenedores Imeko los diseñamos específi- camente para cigarrillos. Tienen un espacio para limpiar colillas y otra área que sólo permite el in- greso de estas. Si pusiéramos otro tipo de contene- dor con tapa abierta, la gente metería servilletas, paletas de helados, chicles, etc., y si entrara algún cigarrillo encendido de seguro se quemaría. Ade- más, al poseer un visor de llenado permite medir cuánto falta para su retiro; por otro lado, estimula a la gente a reciclar”. ¿Cuáles son sus servicios? F: Son dos tipos de servicio, uno para que la gente deposite las colillas (de a una) en estos contenedo- res, y otro para que deje las colillas que juntó en su casa en un punto de acopio. ¿Cuántos contenedores han instalado? V: Tenemos alrededor de cuarenta clientes y ciento cuarenta contenedores instalados en diecisiete comunas, desde Arica a Cochrane. Hay puntos de reciclaje en Viña, Valparaíso, Za- pallar, Villa Alemana, Juan Fernández y Santia- go. La verdad es que las municipalidades coste- ras están bien interesadas, porque las colillas son uno de sus grandes problemas. ¿Cuantas colillas reciben mensualmente? Alrededor de veinte kilos, son 66.000 colillas.

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