TELL SANTIAGO MAYO 2019
Hemos viajado por todo el mundo y hemos visto cómo los océanos se están agotando. Están en un grave peligro”. T 49 tell. cl sabe cómo se van a resolver, porque no solo aumenta la temperatura del agua, sino que, también, la vuelve más ácida, lo que implica que ciertas especies que tienen partes duras se empiecen a deshacer, como los camarones, las langostas, los moluscos, todos los mariscos que conocemos. ¿Qué tan inminente es que se concrete ese pe- ligro? Las amenazas ya están encima de nosotros y estamos obligados a tomar medidas drásticas para detenerlo si no queremos sufrir conse- cuencias. Si seguimos la trayectoria de sobre- explotación que tenemos hasta ahora, en 2050 prácticamente no va a quedar ninguna pesque- ría comercial, porque no van a tener qué sacar. Y esto es aún más grave porque se espera que, para ese año, haya nueve mil millones de perso- nas en el mundo, que necesitan proteína para alimentarse y que ya no va a poder venir de la ganadería, porque es una de las grandes pro- ductoras de gases de efecto invernadero, por lo tanto, ya no podemos seguir produciendo carne de la manera en que lo estamos haciendo. Va a tener que venir de los océanos, pero si los te- nemos sobreexplotados, hay gente que se va a morir de hambre. Eso ya está ocurriendo y será cada vez más grave. ¿Cómo se ve Chile en ese escenario? Ha sido un depredador de los mares. Hoy, aun con todas las medidas que se han tomado, el setenta por ciento de las pesquerías está so- breexplotada e, incluso, colapsada. Hay casos dramáticos donde las poblaciones han dismi- nuido un noventa y cinco por ciento. Además, Chile es uno de los países más vulnerables al cambio climático y, por lo tanto, podemos sufrir fenómenos como el desplazamiento de ciertas especies hacia el sur. La misma acidificación de los océanos está afectando. Las industrias de harinas de pescado van a sufrir grandes decli- ves en su producción porque los stocks no van a ser los mismos. La región de Magallanes siempre es menciona- da como una de las zonas más afectadas. Ahí la amenaza es aún más grave por la indus- tria salmonera. La salmonicultura en Chile ha tenido un crecimiento explosivo, pero con mu- chos impactos ambientales, sobre todo conta- minación de los mares por el uso excesivo de químicos, como los antibióticos y otros muy co- rrosivos que matan la vida marina. Los escapes de salmones son muy serios porque se trata de especies exóticas, introducidas e invasivas. No debieran estar en Chile. Son traídas del he- misferio norte y cuando se escapan, como son carnívoras y muy voraces, se empiezan a comer la fauna nativa. Es como cultivar tigres y leones en la Patagonia para vender su carne. No hay ninguna empresa que haya logrado frenar los escapes de salmones. Es un problema crónico. Por otro lado, ¿qué pasa con el uso de energías renovables? Chile ha tenido un gran avance. De hecho, hemos saltado a un 18% de nuestra materia eléctrica en base a energías renovables, pero todavía tenemos un 40% de electricidad producida a través de ter- moeléctricas a carbón. Eso no es solo una agra- vante al problema del cambio climático sino que, también, emiten otros contaminantes que han afectado mucho a ciertas comunidades que son las más vulnerables a las que se ha llamado zonas de sacrificio, como Ventanas, Huasco, Coronel, To- copilla y Mejillones. ¿Cuáles debieran ser las primeras medidas para disminuir la contaminación? Lo más urgente es cerrar las termoeléctricas más antiguas. Hay algunas que tienen setenta años. ¿Hay interés político para resolver el tema? Veo mucha autocomplacencia por parte del Go- bierno, donde se destaca solo lo positivo y se esconde lo negativo. Creo que nuestra princi- pal tarea es hablar con la verdad, tenemos que mostrar la realidad de las zonas de sacrificio. El mundo ya no da para más, estamos comple- tamente sobregirados en nuestra cuenta am- biental. En vez de vivir de los intereses, nos co- memos nuestro capital y se nos está agotando. Estamos usando nuestra línea de crédito.
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