TELL SANTIAGO ABRIL 2019
Si eliminamos palabras como icónico o emblemático, vamos a dejar sin vocabulario a la mitad de la prensa nacional... Es una pesadez, ya sé”. de las que están mejor. En Perú, ahora creo que hay una mujer, antes no había ninguna. Hay cosas que son producto de la historia. María Moliner, que hizo un diccionario tan bueno como el de la RAE, jamás entró a la Academia Española. Sorprende que no esté Pablo Neruda, pero sí figure como miembro de honor Juan Pablo II, que no tiene relación con las letras chilenas. Son asuntos que a mí también me chocaron... Hay un artículo que salió en el diario El País sobre la Academia Francesa, y a mí me dio mucha risa, porque tiene que ver con lo mismo, y se resume así: “Ni son todos los que están, ni están todos los que son”. ¿Falta reconocimiento a las mujeres? Sí, existe un prejuicio hacia las poetisas, que las ha habido, muy talentosas, desde Rosa Cruchaga de Walker, hasta Delia Domín- guez, miembros de esta academia... Hay dos temas que no se han incorporado bien en el estudio de la literatura, desde nosotros: la literatura popular y las mujeres. Y Violeta Parra es símbolo de las dos cosas. Considero que ella es uno de los poetas más grandes que ha tenido Chile. CASTELLANO NEUTRO Y “TODES” Según Valdés, el castellano atraviesa una fase neutra o estándar. “Cuando un niño dice el ‘apartamento’ o la ‘bañera’, yo creo que a cualquiera de nosotros nos espeluzna un poco. Tiene que ver con que los niños ven televisión todo el día”, subraya. ¿Qué haya inmigrantes en Chile se nota en el lenguaje? Se nota, de hecho, la lingüística actual considera que todas las lenguas han nacido de la mixtura, porque, si no, seguiríamos ha- blando latín. El lenguaje es lo suficientemente flexible para incor- porar palabras o maneras sintácticas sin romperse. Y eso se va integrando de a poco a lo que Andrés Bello llamaba “el habla de las personas cultas”. ¿Cuál es tu palabra favorita? Las palabras me gustan en contextos. O sea, yo pienso que las pala- bras son como los poemas: la palabra más sencilla puede terminar siendo un sol o una estrella, si está puesta de tal manera, si el resto la ayuda a ser un sol o una estrella. Entonces, no tengo una palabra favorita. ¿Qué palabras están manoseadas en Chile? Si eliminamos palabras como icónico o emblemático, vamos a dejar sin vocabulario a la mitad de la prensa nacional... Es una pesadez, ya sé. Son palabras que se repiten y pierden significado. ¿Y en el caso de los políticos? Hay un set... Existen “fórmulas” de cómo escribir un discurso: suje- to, predicado, complementos que puedes modificar. Me dan mucha risa. Por ejemplo, frases como “La voluntad de la gente”. Tú puedes hacer un discurso de veinte minutos con enunciados como esos, y dejar a la gente contenta, cuando lo que estás diciendo no significa nada. Y eso mismo sucede con los ensayos académicos, en que se utilizan determinadas palabras... ¿Qué te parece incluir el uso del “todes”? Nosotros siempre observamos para proponerle cosas a la RAE. En nuestro caso, cuando proponemos algo, lo hacemos como chilenis- mo. Pero con ese lenguaje no se puede hacer, porque es un tema que viene de fuera. Cuando eso se extienda más allá de ciertas agrupaciones y del lenguaje militante, y llegue de tal modo que has- ta tu abuelita se sienta cómoda con decir eso, probablemente va a ser recogido en el diccionario. Falta mucho, porque el diccionario no dicta, no es la policía, ni dice cómo tienes que hablar, sino que recoge... Alguien tiene todo el derecho a decir “todes”. Ahora, si eso se extiende, depende de lo que pasa en la sociedad, no en la gra- mática. La discusión es ahí. DE LA IMPRENTA A INTERNET En su libro Redefinir lo humano: las humanidades en el siglo XXI , esta ensayista plantea, entre otras cosas que, con la invención de la imprenta, las palabras y el conocimiento estaban contenidos en los libros. Algo que ha cambiado con internet. “Para mí, que tanto amé 31 tell. cl
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