TELL SANTIAGO MARZO 2019
En ese lado del parque, el sur, actualmente hay tres senderos abiertos, el más largo es un ascen- so de intensidad media-baja que bordea el río Chaica, pasa por una caída de agua y en menos de una hora llega muy cerca de un alerce de tres mil años, uno de los pocos que quedan en las zo- nas bajas porque los rodales o comunidades de “abuelos de los bosques”, habitan más cerca de los cielos, resguardados por paredes de grani- to que los mantienen vírgenes e intocables. Hay otros paseos más sencillos, como el de Los Ca- nelos, educativo e ideal para hacer en familia y El Encanto, que no toma más de veinte minutos. EL ABUELO DE LOS BOSQUES A sesenta kilómetros de la entrada norte del parque otra entretenida opción para alojar es Puerto Varas y, justo frente al lago Llanquihue —en pleno centro de la ciudad—, el Hotel Ra- disson (antiguo Hotel Playa, llamado así porque a mediados del siglo pasado la playa llegaba casi hasta su puerta) es una alternativa con historia y cultura local. Desde allí, son poco más de treinta minutos hasta Correntoso, el primer acceso al parque que cuenta con una suave caminata hasta los miradores del sende- La iniciativa comenzó el año 2016 con la inauguración de cinco nuevos Parques Nacionales (Pumalín Douglas Tompkins, Melimoyu, Cerro Castillo, Patagonia y Kawésqar), creados a partir de las cuatrocientas mil hectáreas que Tompkins Conservation donó por esos años. de viajar. La idea es ir potenciando el vínculo entre la naturaleza, el desarrollo económico de las comunidades y el turismo, para que esta tríada se transforme en una activa fuente de conservación. PATRIMONIO SIEMPRE VERDE La ruta comienza en la región de Los Lagos y la puerta de entrada es el Parque Nacional Alerce Andino (creado en 1982); un paisaje siempre verde, típico de los bosques templados lluviosos, con más de cincuenta lagunas de montaña y una importante biodiversidad. Son cerca de cuarenta mil hectáreas de selva emplazadas entre el seno y el estuario de Reloncaví, entornos que, sin duda, vale la pena recorrer. Bosque Nativo Anulén, en Ensenada, es una opción hogareña y sustentable para alojar; si bien un poco distante del parque, ofrece la experiencia de dormir en medio de un bosque de arrayanes y es ideal para explorar los alrededores. Siguiendo la ruta V69, después de la pequeña localidad de Ralún, el viaje bordea durante todo el trayecto el estero de Reloncaví, pasa por un tramo de la famosa “ruta de las aguas” y Cochamó. Cascadas, rocas, pendientes y algunas estructuras de granito aparecen y desaparecen del panorama que incluye el cruce del estero en barcaza y una amplia oferta de empanadas locales, en la pintoresca caleta La Arena, veinte minutos antes del parque. En total, considerando paradas para tomar fotos y respirar los paisajes, son cerca de dos horas desde Ensenada hasta Lenca (entrada al parque).
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