TELL STGO ENERO 2020

“ La naturaleza y la fotografía han estado siempre en mi vida. Crecí en la décima región con el olor a tierramojada y el viento de lluvia. De niña, mis padres nos llevaban los fines de semana, a los bosques, a las reservas naturales, al campo o la playa. Disfrutábamos de la naturaleza sureña y su entorno. Mi padre era piloto civil y muchas tardes de lluvia nos reunía en el living de la casa para proyectarnos sus diapositivas. Él tomaba fotos desde el aire y nos mostraba imágenes del cráter de un volcán, bosques impenetrables o lagunas escondidas. Todavía recuerdo esas maravillosas fotografías, en tiempos en que no era común mirar la Tierra desde el cielo. Al crecer elegí ser educadora de niños sordos en Santiago, tuve que dejar el sur y la familia. Aprendí a comunicarme con señas, sonrisas y morisquetas. Con la fotografía captaba los logros de mis alumnos y seguía el crecimiento de mis hijos. Hasta que un día, decidí cambiar el rumbo de mi vida, y me orienté a lo que me traía paz: la naturaleza. Estudié Diseño de Áreas Verdes y aprendí de plantas, y a diseñar con ellas. Intenté entender el lenguaje de los árboles y las flores. Cada proyecto lo plasmaba en imágenes. Registraba todo tipo de plantas, para conocerlas y también para enseñar sobre ellas. Después de un tiempo, sentí que debía perfeccionar mis conocimientos fotográficos. Ya no me bastaba con apretar el obturador y que la cámara hiciera lo que ella quería. Ya no era suficiente. Me encontraba con flores diminutas, colores maravillosos, paisajes, momentos y la cámara no mostraba lo que yo quería expresar.

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