TELL Rancagua Julio/Agosto 2018

70 tell .cl pequeña máquina que hizo que pudiera tener un poco más de lucas. Pude subirle el sueldo a David, y me compré unos zapatos y unos pantalones bacanes, porque siempre andaba muy haraposo. O sea, hay que hacerle un reconocimiento a los fondos concursables… Totalmente. Con esa poca plata, un millón y medio, nos cambió la vida. Después ganamos dos millones de un fondo de la Universidad Católica y con ese hicimos una máquina para derretirle los bordes a los vasos; nos demoramos mucho en hacerla, pero con eso el vaso empezó a tener terminado a fuego, mucho más bonito. Hasta que pudimos ganar un CORFO, que fueron veinte millones, y nos consolidamos. Oscar dice que en los nueve años que llevan, han levantado treinta millones de financiamiento, perosusventasacumuladassondecuatrocientos millones, generan veinticinco puestos de empleo, y pagan mucha más plata en impuestos de lo que han conseguido con los fondos. “Por eso me parece que con poco, se puede hacer mucho, y Más allá de ser una empresa de vasos que corta botellas recogidas de los desperdicios, nosotros lo que tratamos de hacer es demostrar que el vidrio no es basura”. Era el año 2009 y estudiaba Ingeniería Comercial. Como tenía un ramo que se llamaba Emprendimiento, quiso presentarle a su grupo de trabajo esta idea: reciclar botellas de vidrio, convertirlas en vasos y venderlas. Sin embargo, ni sus compañeros ni su profesor, creyeron en él. Oscar insistió con otro grupo, sacó el proyecto adelante, terminó vendiéndole vasos al mismo profesor y los compañeros que lo habían rechazado y comenzó, sin saber, con un negocio que hoy vende más de quinientos millones al año y que, por su enfoque hacia la ecología y lo social, llena de orgullo y realización. Pero más allá de la empresa exitosa que es hoy, Green Glass fue durante muchos años su único sustento económico. “Vendía doscientas lucas al mes y con eso tenía que pagarle a David, que era quien me ayudaba con los vasos, y pagar la universidad. Trabajábamos con malas máquinas, no tenía plata para diseñador ni ilustrador, iba a buscar todas las botellas y despachaba todos los pedidos. Por cinco años fue así”, recuerda. ¿Y en que minuto pasa a ser algo grande? Es que no es un minuto. Son nueve años que llevamos y los primeros tres fueron tiempos económicamente súper difíciles. Estaba estudiando, no tenía tiempo para nada, me iba mal en los ramos, me endeudaba. Para mí era frustrante ver que ni todo lo que mi negocio vendía, alcanzaba para pagar el CAE de la universidad. ¿Cuándo viene el cambio? Postulábamos a los concursos y no ganábamos. Luego de insistir tres años, ganamos un fondo SERCOTEC y con eso compramos una máquina americana para pulir vidrio. Empezamos a hacer cinco veces más vasos; mayor calidad, más rápido y a menos costo. Eso cambió mi vida. Fue una

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