Tell Concepcion septiembre 2018

Si tuviéramos el chip de la cultura inserto desde que somos chicos, cuando grandes lo veríamos reflejado y caminaríamos por una ciudad llena de arte”. cuatro, suba la nota. Estos ramos no tienen el nivel de dificultad que debieran. Si tuviéramos el chip de la cultura inserto desde que so- mos chicos, cuando grandes lo veríamos reflejado y caminaríamos por una ciudad llena de arte. Lo mismo sucede con nuestros viajes; la clase alta de este país prioriza ir cuatro veces a Punta Cana y diez a Miami, y no conoce Europa. El chileno es parte de una cultura de lo light . Entonces si nos preguntamos si sabemos de arte, diría que poco, y si acaso nos interesa, diría que poco también. Finalmente, somos lo que nos merecemos y hay una pobreza cultural grande. ¿Por qué si nos interesa poco se está vendiendo en Chile más arte que nunca? Hay un fenómeno bastante interesante y nos lleva a plantearnos cómo se está vendiendo ese arte y a servicio de qué... Hace veinte años la gente llegaba a mi taller y me compraba desde el coleccio- nismo, es decir, se enamoraban de algo y se lo llevaban sin saber siquiera dónde lo iban a poner. Hoy en día me piden probarlo; to- man antes las medidas del sofá, se fijan en el color de las cortinas, le preguntan al decorador. Se instalaron todas esas preguntas que antes no existían y que denotan un enfriamiento en la relación del artista y el comprador. ¿Estamos más preocupados entonces de que todo combine? Sí... cuando me hablan de combinar el cuadro con la alfombra o con el sillón, les digo que de aquí a diez años ese sillón probablemente no va a existir o lo habrán retapizado. La decoración también es desechable, porque todo pasa muy rápido; yo les digo que la pieza de arte que se van a llevar deben escogerla con el corazón, porque van a convivir con ella mucho tiempo, tiene una suerte de vida propia, es súper potente y sin duda comunica. Sonríe y agrega “yo estoy casado con decoradora —Mariola Arteche— y ella entiende esta salvedad. Si bien la decoración puede ser un arte, en tanto hay una relación con la belleza, persigue la fun- cionalidad. El arte no tiene que ser funcional, el interiorismo sí”. PINTURA Y ESCULTURA Mientras se seca la tela, Matías va moldeando una figura en plastilina... de ahí viene la cera que se fracciona y se vuelve un molde, se quema, se llena con bronce, se juntan las partes y se re- construye la escultura para finalmente patinarla al fuego. En ambas disciplinas se siente cómodo, ambas suman al artista. “Con los años, he aprendido a entender la escul- tura como un acto de verdad... tiene un volumen, una temperatura, la puedes recorrer y es abso- luta. Para esculpir, debes saber decir la verdad y enfrentar esa realidad. En cambio, la pintura es pura mentira, no existe un atrás, no existe una profundidad, es un objeto bidimensional donde tú creas una ilusión. Para poder pintar necesitas ser un gran mentiroso”.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDQ4NTc0