Concepcion julio 2018
ESPACIO inmobiliario T raspasar la puerta de su vivero en Los Domínicos, es encontrarse con más de seis mil mini ejemplares que conmueven por su belleza. Bonsáis, que en japonés significa “plantado en maceta”, es lo que toda su vida ha hecho Mauricio Allel, arquitecto de profesión, pero sin duda mucho más: un ver- dadero artista. Recuerda que de niño, mientras sus amigos ju- gaban flipper , él ya estaba sembrando semillas y cultivando arbolitos. Un compañero de curso le regaló un libro sobre árboles enanos y desde ese día comenzó a profesionalizar su pasión. “Desde chico acaparé toda mi casa con plantas; en el co- legio todos los trabajos manuales que hacía eran relacionados con plantas, sin duda traía esto en el ADN”. A los dieciocho años ya tenía una colección de quinientos árboles; en ese entonces también ya hacía jardines. Ingresó a estudiar agronomía, pero rápidamente derivó a arquitectura en la Uni- versidad Central. Ahí comenzó su lucha para que Los bonsái son las únicas obras de arte vivientes y cada año que pasa son más espectaculares, pues van tomando proporciones más pequeñas, sus hojas, flores y frutos se achican y, por ende, nunca se termina”.
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